31 diciembre 2005

2005: Un año histórico

El 2005 se va... y a la hora del balance el saldo es muy positivo. Así quedará este año en la historia de este ciudadano llamado Leo Meyer:

ENERO: Hace exactamente un año estaba en La Serena esperando las 12 con Rodrigo Silva, Claudio Gálvez, el mendozino Flavio Cappellani y su hermana Natalia. Fue mi primer año nuevo con amigos y sin familia, quizá un augurio de lo que sería un gran año en lo personal. Tres días antes había comenzado a pololear con la Xime y tenía en el bolsillo la planificación de DiarioPyme y las clases en la universidad.
FEBRERO: No descansé mucho, no tuve vavaciones como Dios manda, pero me sirvió para tomar fuerzas y definir algunos temas pendientes.
MARZO: Comenzó con todo... grandes éxitos en lo laboral y un afiatamiento en mi relación con la Xime, aún cuando no lograba entender su forma de pensar y actuar ante situaciones especiales que a la larga definen el que dos personas estén juntas. Lo más interesante fue la creación de una empresa de Asesorías Comunicacionales, junto a un ex compañero de universidad, Rodrigo Bon.
ABRIL: Partí con las clases en la universidad y comencé a pensar seriamente la posibilidad de vivir solo. El hito más importante de este mes fue el pago de mi última cuota del crédito universitario, una cuponera de 3 UF mensuales que me había acompañano por los últimos seis años. Otra noticia relevante de ese mes fue el reencontrarme con un viejo amigo de carrete que no veía hacía años: Carlos Trincado.
MAYO: Celebré mi cumpleaños con todo y hasta me di tiempo de arrancar de Santiago con mi madre a la playa. Ahí le conté mi decisión de vivir con la Lili, tema que no tuvo mucha recepción, pero que yo estaba seguro era la mejor y más arriesgada elección que podía tomar en esta etapa de mi vida.
JUNIO: Terminé, volví y otra vez terminé con la Xime, por situaciones que no caben en un blog, pero que con el paso de los meses se volverían un aprendizaje importante. Paralelamente comencé a ambientarme en mi departamento en el Barrio Bellas Artes, a convivir con la Lili, a manejar mi tiempo y, por sobre todo, a conocer quién soy.
JULIO: Mes marcado por el cierre del primer semestre en la Andrés Bello y algunos problemas con DiarioPyme, ya que las relaciones con Victoria y Pancho se comenzaron a desgastar por causa de la monotonía y los pocos flujos. En lo personal, compré TV, refrigerador, muebles y todo lo que se necesita para vivir cómodo.
AGOSTO: Grandes desafíos y todos concretados con éxito. Armé el primer seminario de todo un día, con expositores de gran nivel y con ello no sólo superamos la necesidad de recursos frescos para DiarioPyme, sino además generé recursos para Gonzalo Ortega y para mi empresas de asesoría comunicacional. A esto se sumó la entrega de dos cursos en la Andrés Bello y de un curso en la Universidad del Pacífico, un lindo desafío. Este mes nació este Blog.
SEPTIEMBRE: ...la fiesta, la chicha y la empaná... A pesar de un 18 bien bailoteado, comencé a tener algún grado de cansancio, a lo que se sumaron los primeros problemas de convivencia con Lili... Le pude pagar un viaje por 7 días a Iquique a mi madre, tema que aún recuerda con gran cariño.
OCTUBRE: El cansancio se hacía cada vez mayor y más notorio, afectando mi ánimo y mi relación con el resto. A pesar de esto, saqué fuerzas de alguna parte y trabajé para generar el segundo seminario de todo un día, además de captar nuevos clientes para BonMeyer Comunicaciones. Casi, casi me fui a Francia, pero en la puerta del horno se quemó el pan... sin embargo logré hacer las movidas para que fuera César Pedrini.
NOVIEMBRE: Generé el tercer seminario de todo un día, pero eso, más los tres cursos universitarios, terminaron por desgastarme. La posibilidad de cambiarnos de oficina (gracias a un excelente ofrecimiento de Rodrigo Silva) no hizo más que aumentar la sensación de querer que este año terminara pronto.
DICIEMBRE: Total y absolutamente fundido. Cerré los tres cursos en las Ues apenas, requetecontra cansado. En DiarioPyme era imposible trabajar, estaba fundido de mente y alma. Más encima tuve una que otra desilusión amorosa, pero nada que me impidiera recapitular y sentir que era un justo precio a un año muy movido.


Y así llegamos a este momento, al fin de 12 meses en que partieron grandes desafíos. ¿Cómo se viene el 2006? Una de las grandes lecciones que me dejó este año que termina es que planificar es importante, pero no hay nada mejor como decidir y ejecutar lo que se piensa, que es un tema previo y vital para lograr cosas en esta vida. Por eso, no quiero planificar mucho, siento que "ando en racha" y que es mi turno para ayudar al "HOY" a que sea mejor y más aprovechable.
Total, no hay apuro... tengo todo un año para seguir escribiendo mi historia en este Blog...

23 diciembre 2005

Me quedé sin voz

Mucho he sufrido por culpa de mi fanatismo futbolístico. Si fuese del Colo habría celebrado varios campeonatos y una Copa Libertadores. Si fuese de la U las alegrías habrían llegado el año 94 después de no sé cuánto tiempo sin salir campeones e incluso bajando a Segunda División ("como te va chuncho, cómo te va... desde Primera los saluda sus papás", les cantaba en el estadio). O de Cobreloa que también ha tenido varios logros en estos últimos años... pero no... Soy un hincha de la UC, de la Católica, de los cruzados.

Y vaya que se sufre. Todos nos dicen "segundones" y "llorones". Y nos han robado campeonatos de las manos, como el del 94 con la U, cuando cobraron un penal inexistente para que los azules pudieran salir campeones. Pero antes, tuve que sufrir la desgracia de ver a Colo-Colo campeón de la Libertadores. Los indios celebraron ser el primer (y único) equipo chileno en alcanzar ese trofeo y nosotros... nada. Dos años después estuvimos a punto, pero caímos en la final y quedamos... segundos.

Pero hoy me tocó sonreír. Hoy la Cato salió campeón y más encima ganándole a los chunchos. Ya no tengo voz de tanto gritar. Todas las frustraciones de ver a otros equipos alzando la copa del campeón ahora desaparecieron. Grande Católica, dejamos de ser los "segundones", pudimos sobreponernos a los robos referiles y ganamos con justicia y buen fútbol.

CEATOLEÍ... CA... CA-TO-LI-CA, Universidad Católica... Y dale y dale y dale, Cato, DALE!!!!

16 diciembre 2005

¿Sabían que soy un hombre casado?

Debo confesar que hace varios años atrás me casé con una linda niña. Si voy al Registro Civil figuro como "soltero", pero en mi infantil corazón está marcado esa soleada tarde de febrero en acepté como esposa a la Caco y nos dimos el primer beso de nuestras vidas. ¿Cómo se gestó esto?

Entre los 9 y los 12 años mis veranos eran muy impredecibles. Iba donde me invitaban. A veces con la tía de Pedro a Punitaqui. A veces con la nana de mi hermana a Curicó. Pero casi siempre me quedaba en Santiago y me iba a casa de mi sobrina (Claudia, hija de mi hermana, pero que es mayor que yo por dos años) que vivía en una pasaje de la calle Exequiel Fernández, en... ¿Ñuñoa o Macul? No importa.

Allá me hice amigo de sus amigos. De Javier y Gerardo, pero por sobre todo de sus amigas, todas lindas, como Jeanette, Andrea, Eli, la "otra" Claudia y Mónica. Pero lejos la más linda era la Caco, la hermana menor de Mónica. Mientras todos jugaban en grupo, con Carolina (su verdadero nombre) andábamos el día entero en bicicleta. Yo en la de ella y ella en la de su hermana.

Hasta que un buen día le dije que me gustaba y que le quería dar un beso en la boca. Ella me miró asustada y se fue. Más tarde llegó su hermana y me preguntó si era verdad que quería darle un beso a la Caco y se lo confirmé. Entonces me dijo que fuera a la plaza del pasaje en una hora más y que ahí tendría ese beso que tanto anhelaba.

Cuando llegué a la plaza estaban todos, incluso algunos papás de varios de mis amigos. Pensé que había pasado algo malo, que estaba la tele o qué se yo. Pero nada. Toda esa gente estaba ahí porque iban a celebrar un matrimonio. MI MATRIMONIO. A los diez minutos de estar ahí recibiendo consejos para besar, llegó ella, con su vestido blanco con flores y una improvisada corona hecha de ramas y hojas verdes.

Nos tomamos las manos y de la nada apareció Gerardo con una biblia en mano. Era el cura de la ceremonia. Las mujeres a un lado y los hombres al otro. Atrás de la Caco su hermana. Tras mis espaldas la Claudia, mi sobrina. Las manos me transpiraban cuando alguien me pasó dos anillos de plástico. Mientras Gerardo decía nuestros nombres, le puse el anillo más pequeño a la Caco y ella puso con bastante esfuerzo el otro en mi dedo anular izquierdo.

Mientras alguien decidió que había que leer una lectura bíblica, me puse a pensar en la que sería mi esposa. La Caco era dos años menor que yo. Tenía los labios más carnosos de todo el pasaje. El pelo y los ojos azabache. Siempre andaba con olor a chicle de fruta y le gustaba contarme secretos aunque no hubiese nadie cerca. Por las noches dormía pensando en ella.

Algunas palabras más, una bendición y la frase de Gerardo: "los declaro marido y mujer, el novio puede besar a la novia". Nervioso acerqué mi cara a la de Caco y le di un tímido beso con los labios cerrados. "Con lengua, con lengua", gritaban todos. Entonces me acerqué y la tomé por la espalda. Y la besé con lengua. Y ella me besó con lengua.

Los adultos se reían y hasta sacaron algunas fotos que nunca vi. Mis amigos se tiraban al suelo de la risa y las amigas de ella la alentaban a que cerrara los ojos. Todos estaban pendientes, tanto, que nos pidieron que amos sacaramos las lenguas y las unieramos para que pudiesen ver mejor el beso. Y lo hicimos. Una, dos y quizá diez veces, hasta que se acabó el interés.

Minutos después el sacerdote jugaba con Javier a la la pelota y las madrinas conversaban con sus amigas para decidir qué ropa usarían por la noche. Y nosotros con Caco nos quedamos solos con las bicicletas en la plaza besándonos hasta que llegó la noche. La fui a dejar a la casa y le dije que la quería.

-- Yo también
-- ¿Qué hago con este anillo?
-- Es mío. Te lo regalo. Para que te acuerdes de mí...


Hay un cajón con llave en mi pieza. Dentro, una sucia hoja de cuaderno que guarda un corazón con mi nombre y el de Caco. Y también envuelve ese anillo de plástico azul que me recuerda el día de mi matrimonio. El día que di mi primer beso. Y con lengua.

12 diciembre 2005

Nublado parcial variando a despejado


No todos los días son buenos, y cuando tengo algunos malos me acuerdo de las boberías que cuando niño me sacaban tantas sonrisas.

Y esta es clásica...

¿Risas?

02 diciembre 2005

Un Lobo de Mar en la Alameda

El jueves me desperté muy, pero muy tarde, considerando que iba a ser un día lleno de compromisos de trabajo. Ni les explico el tremendo cargo de conciencia que tenía por haberme quedado dormido. Me duché rapidito y salté a la selva de cemento a tratar de recuperar las horas perdidas y a buscar consuelo por el error cometido.

Ya iba llegando a la oficina, cuando en la mitad de Alameda me encuentro de frente con un personaje que marcó mi vida profesional y, en un grado no menor, mi vida personal. Hablo de Jorge Sasmay, un "ene ene" para casi todos ustedes, pero bastante reconocido en el ámbito periodístico radial de la vieja guardia.

-- Don Jorge...
-- ¡Leonardo! Tanto tiempo hombre, gusto saludarlo.
-- El gusto es mío. No sabe la alegría que me da verlo después de tantos años...


Han pasado seis para ser exactos. A don Jorge lo conocí en 1996 gracias a una ex polola que resultó ser su nieta. En esos tiempos yo era estudiante de periodismo y él se transformó rápidamente en un referente de lo que quería ser en el ejercicio de mi profesión.

Durante los dos años que duró mi relación con su nieta, el "Tata" (como le decían cariñosamente en su hogar) me regaló largas y amenas conversaciones sobre la vida, la familia, la amistad y todo lo que puedan imaginar. Me relató cómo se desarrollaban las largas horas de reporteo en Santiago, los secretos de ministros, presidentes y personajes públicos, y me entregó herramientas profesionales que hasta hoy ocupo.

Tras el quiebre del pololeo, yo intenté mantener un vínculo secreto con él, motivado principalmente por el deseo de seguir aprendiendo de un hombre con sus características y por un cariño personal que se había generado con los años compartidos. Con sus palabras había recorrido la mitad de la historia de Chile y, por sobre todo, conocí el valor de mantener el amor, el humor y la amistad como prioridades en mi ámbito social.

Fue gracias a ese interés en mantener mi relación con este "viejo lobo de mar" como supe de la triste muerte de "la Yaya", su esposa, y de una de sus hijas, aquejada por varios años de un cáncer que terminó con su vida. Con esos antecedentes pensé que el Tata no duraría mucho más cargando estas penas en vida, pero tras seis años y frente a La Moneda me volvió a dar un ejemplo de fuerza y valor.

-- ¿Y qué me cuenta, don Jorge?
-- Acá pues... ¿Supo que gané un premio con un cuento?
-- No, me alegro y mucho. Veo que usted sigue siendo el mismo Jorge Sasmay de siempre.
-- ¡Y mejor! A ver si nos juntamos a jugar cacho y tomar un borgoñita uno de estos días, mi amigo...


Tras un apretón de manos que aún me acompaña, don Jorge se alejó con rumbo desconocido por la Alameda. Se me hace la idea que pudo ser la última vez que lo vea, pero lejos de entristecerme, este hecho refuerza mi convicción en que no existe edad límite para ser persona, para compartir, para regalarle una sonrisa diaria a la vida a pesar de todos los problemas que ésta nos reserve.

Vayan estas palabras a todos quienes tienen una "voz de la experiencia" cerca y con vida, para que les regalen más minutos, compartan con ellos y refuercen ese vínculo indescriptible que por siglos ha iluminado con sabiduría el camino de los jóvenes deseosos de descubrir los secretos de la humanidad.

21 noviembre 2005

EL PEQUEÑO LEO


Desde esta posición te puedo ver feliz, corriendo tras las palomas que habitan la plaza en que juegas. Tus dientes brillan con el sol y tus manos persiguen el aire como si se fuese acabar. Te ries fuerte, los ojos se te cierran por las carcajadas que sueltas mientras danzas en el pasto y te aventuras a senderos que parecen un desafío para ese cuerpecito diminuto. No piensas en consecuencias, te dejas llevar.

No hay nadie por ahí, nada interfiere y todo forma parte de tu mundo.

Ahora te veo llegar a casa corriendo, traspirado, agotado pero listo para seguir con otro juego. Te espera el televisor, los monitos, Tom que persigue a Jerry y un gran vaso de leche y galletas. Ya es tarde, te acuestas, rezas el Ángel de la Guarda y volteas para conciliar el sueño. Mañana se viene un día agitado.

Y así lo es. Despiertas rápido. En segundos estás peinado, vestido, con el bolsón en una mano y un pan con mantequilla en la otra. Te despides, bajas las escaleras con una rapidez felina y recorres las veinte cuadras que te separan del colegio en instantes. Saludas a tus compañeros, entregas la tarea, te ríes de algo, te retan, te disculpas, te molestan, te sientas, te incomodas y te alegras de salir a recreo. Con millones de amigos vestidos con cotonas rústicas arman una pelota de papel y se disponen a jugar. Todo es cancha, todos contra todos, todos corren y saltan, suena el timbre, último gol gana.

El hambre avisa que ya está por teminar el día en el Colegio. Te formas ordenadamente por apellido, tomas distancia, caminas al portón de salida, te empujan, te ríes, empujas al de adelante, sales a presión y corres hasta la esquina. Nadie se despide y tu tampoco, caminas solo y te asombra que el verano ya comience, que los árboles de ayer mustios ahora estén vestidos de verde. Te gusta sentir el sol en la cara. Tienes cuidado con el perro de la esquina, saludas al jardinero y subes (corriendo) las escaleras. Tocas el tiembre diez, veinte veces sin parar hasta que te abren y te retan por tocar tantas veces. Te disculpas con una sonrisa y corres a tu puesto donde te espera tu plato, tu vaso y tu servicio. Pero tienes que cumplir con la orden de lavarte las manos.

Llegas al baño y juegas con el jabón. Lo humedeces y resfriegas las palmas en él. Te asombra ver la cantidad de blanca espuma que se forma, cómo se tiñe de negro, cómo se resbala y luego cómo desaparece bajo el chorro de agua. Te mojas la cara, te gritan desde abajo que la comida se te va a enfriar, te secas y bajas al comedor. Y apenas terminas tu plato favorito de carne con arroz y un plátano con manjar vuelves a salir. No puedes estar quieto, no sabes lo que es "perder el tiempo", la pena es sólo una forma de acaparar la atención.

Así eras, pequeño Leo. Así te recuerdo con tus remolinos de pelo en la cabeza, las rodillas siempre heridas y la espalda húmeda con el sudor de tus aventuras. No puedo dimensionar cuánto has cambiado ni cuánto mantienes intacto. No sé si eres un niño vestido de adulto o un adulto con un niño dentro. No sé cuándo cambiaste los lápices de colores por un teclado, el jugar por trabajar, el hacer por pensar, el dormir por descansar y el crecer por envejecer.

No sé cuándo cambiaste todo ello ni me importa, mientras sepa que lo único intransable es tu decisión de ser feliz en esta vida.

14 noviembre 2005

Una cosa lleva a la otra...

Navegando me topé con un alcance de nombre que me recordó a una pesona, que a su vez era amiga de otra y que justo tenía una foto de otra que si conocía, pues era el hermano de otro que fue mi amigo pero que no veo hace tiempo, cuando otro que también estaba en la foto me lo presentó (ha cambiado) y que parece que se casó con una mina que había pololeado antes con otro amigo que no estaba en la foto, pero que aparecía mencionado en un post que aparecía en otro Blog de...

UFFFF!!!!

Bueno, la cosa es que llegué a un Blog de una amiga de universidad que anuncia la flamante noticia que se casa con otro amigo de universidad. Ellos ya pololeaban para el 2000 (y tenían harto cuento para atrás... dijo la vieja peladora), pero no habría adivinado que se iban a casar. Me alegro. Sinceramente, me alegro.

Mira tu... para las cosas que puede servir Internet. Lástima no tener más tiempo para buscar bautizos, defunciones, licenciaturas y otras yerbas de gente conocida. Capacito que hasta yo ande dando vueltas por ahí y ni sabía...

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Un alto en el camino

Afuera la gente corre y grita. Todos están atrasados o los minutos de espera son eternos. Pocas sonrisas y muchas risas. El sol de primavera agobia y la sombra escapa. Los olores que dominan cada esquina son la mezcla perfecta de cigarro, sudor, tierra y fierro. Los niños que aún sobreviven al televisor juegan con algún celular. La plaza suma un nuevo visitante por cada minuto que suma el reloj. Los vendedores gritan sin pausa y sus monedas acompañan la mezcla de sonidos que hablan de un nuevo domingo en la ciudad.

Y yo, escondido, miro todo desde mi ventana. Desde mi silencio. Desde mi tranquilidad.

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03 noviembre 2005

Hacer camino al andar

A ver, a ver... Por los comentarios recibidos parece que la cosa no está muy clara. ¿Y que se hace en estos casos? Aclararlas, obvio...

Desde los 14 y hasta los 21 años participé en una Parroquia, primero como acólito de misas (ya casi no hay, ¿qué se han hecho?), luego hice mi confirmación y me quedé un buen rato en la Pastoral Juvenil. ¿Ñoño? Jamás. Fueron años maravillosos, donde supe que podía creer con fe en algo que no existía, aprendí a plantearme sueños alcanzables y supe lo importante que es involucrarse con la realidad de "otros".

Paralelamente estaba en un grupo de excursión en el Centro Cultural de Jóvenes de Providencia, donde viajaba con más de 30 minas y amigos a Valle de Elqui, Chiloé, Pucón y más. Ahí y en la Iglesia, en cuatro años, tuve más de 15 pololas muy lindas, con promesas de amor eterno y también con desaparecidas y tripletas (en una próxima ocasión contaré detalles de lo ocurrido con "La Muñeca del Diablo", jajaja).

Ya en la Universidad, a mis 18 años en la carrera de Ingeniería en Minas de la Usach, me puse a pololear con una mujer espectacular que todos quisieran. Era tres centímetros más alta que yo, morena, unas piernas increíbles y una fogocidad de esas que queman a diez metros de distancia. La lección de vida que ella me dejó es que no tenía límites para lograr la mina que quisiera, algo que con los años he podido comprobar y gracias a lo cual tengo la tranquilidad de saber que nunca voy a estar con alguien para "no estar solo", sino porque quiero estar con esa persona. Lo pasé increíble con ella... tanto que cuando terminamos (dos años después) no paré de estar con minas light buenas para el "eoeo" hasta los 23, total, la confianza me brotaba hasta por los poros. Fue el año 1995 cuando decidí hacer un stop en la vida, dejar de repartir besos y estudiar lo que quería.

De la noche a la mañana dejé la carrera, me tomé un año sabático y me fui a recorrer el sur de Chile con una mochila y algo de plata. Corté leña para comer y actué en plazas para juntar plata. Estaba solo en medio de la nada y desde ahí valoré todo lo que hasta entonces había ganado en la vida. Me di cuenta que la verdadera mochila no era la que cargaba en la espalda, sino las millones de historias, amigos, teorías y chistes que guardaba en la memoria. Tal fue mi descubrimiento, que le perdí el miedo a que me asaltaran en la carretera... total... lo verdaderamente valioso nadie me lo iba a quitar.

En julio de ese año y ya con la mente clarita volví a Santiago y preparé la PAA para entrar a Periodismo, cosa que hice el 96 con el puntaje más alto. Y de ahí como que me puse "serio". O sea, no un tonto grave, sino con las cosas bien claras respecto de qué quería, hacia dónde iba y cuáres eran las prioridades. Siento que el hecho de vivir tanto desde tan pequeño me permitía sentir que era el momento de pasar a otro plano, de planificar un poco el futuro y usar todas las experiencias de vida en la construcción de un mejor Leo Meyer.

(A los que decidan seguir leyendo este mamotreto les recomiendo tomar una pausa, prepararse un café o abrir una cerveza)

El cuestinamiento era el siguiente: Si seguía tal como estaba sería un estado re cómodo donde me quedaría eternamente como "el chacal de los chicles y rey de los jumper" (como dice la canción), contento de ser un tipo normal, con sueños normales, con discurso normal y con una vida normal. O sea, un mediocre. Pero eso no era para mí. No después de darme cuenta el montón de herramientas que había logrado en la vida. No me podía hacer el huevón con lo que me pasaba. Así que no me propuse estuduar, sino ser el mejor de la carrera. No me propuse tener un lindo pololeo con una niñita, sino un amor de verdad con una mujer. ¿Para qué aspirar a diez si puedo llegar a cien?

Y aquí es donde empieza mi aprendizaje en las relaciones de pareja. En la U conocí a la mina que marcaría mis días para siempre. Una tipa la raja, llena de vida, hermosa y super enamorada. Todos la "joteaban" pero una vez más gané y marqué territorio. Al tercer año de carrera era el top en notas, con mina top, con un trabajo top de medio tiempo y con marcado "liderazgo" entre mis pares. El año 99 terminé con ella y desde entonces no he vuelto a querer a alguien tanto como a esta mujer. Nunca (y que me perdonen las pololas posteriores, pero de algún modo u otro siempre se los dije...).

¿Cagué? No, la vida sigue su rumbo y yo voy al ritmo. Quizá el camino del amor ha sido más congestionado, pero en todo lo demás sigo avanzando y fijándome nuevas y arriesgadas metas.

Cuando reconozco que "el amor de pareja es una cosa que no logro entender" no me refiero a que sea un pobre tonto que anda por la vida llorando un amor que se fue o suplicando estar con la primera mina que me hace ojito. No. Lo que digo es que es re complejo estar con alguien y mantener esa seguridad y felicidad. Es difícil ser valiente y dejarse llevar por los sentimientos y enamorarse de verdad. ¿Cuántos mayores de 25 escriben cartas de amor a sus minas? Y si lo hacen, ¿En cuántas de ellas desnudan sus verdaderos sentimientos?


Si publicara en este Blog una de mis cartas me tacharían de maricón. Parece que esa sensibilidad masculina está prohibida, es debilidad, es idealismo que no lleva a ninguna parte. ¿Y saben? No hay nada más falso que pensar eso. Acá les dejo una teoría sobre la cual trabajo desde hace un buen tiempo:

LOS IDEALES Y LA SENSIBILIDAD NO SON PROPIEDAD ÚNICA DE LAS MUJERES: Eso sí, los ideales no deben ser "sueños" imposibles de alcanzar, sino metas de vida que se deben aterrizar y trabajar hasta alcanzarlas, en tanto que el lado sensible nos debe permitir ser bien hombrecitos por la vida y amar tanto a nuestra mujer como a los amigos, a la familia y a todos a quienes nos necesitan en algún momento.

Y yo me siento ejemplo de eso. No es discurso, sino que he transformado mi vida en un "se puede" concreto. A veces miro para atrás y me asombro de todo lo caminado, de tener más amigos de verdad que hojas en un árbol, de tener una sonrisa imborrable, de pasar de un colegio municipal subvencionado a tener mi propia empresa (y sin apellido ni herencias), de ser un tímido a manejar una personalidad propia.

Quiera explayarme más sobre todo esto, pero un jueves 3 de noviembre y apenas comenzando la mañana, no parece ser el momento más adecuado. Un fuerte abrazo a todos los que visitan este blog y harto ánimo para lograr sus metas. Insisto: se puede. Siempre se puede.

(A los que optaron por el café, prepárense otro más cargadito. A los que optaron por la cerveza... ¡Salud!)

31 octubre 2005

Tarjeta de presentación

Hace un par de días me llegó el siguiente comentario desde este Blog:
"Hola me llamo Sofía y me dieron mucha risa tus historias sobre todo la de tu mama jajajajaja y quiero que me cuentes mas de tu vida, quien es tu mejor amigo, si estas pololeando, si tienes mascota, que edad tienes,etc. Yo vivo en Santiago y tb tengo un blog pero si me sigo entreteniendo con tus historias te lo dare un beso Chao" - 28 octubre, 2005.

Tentador ¿no? Junto con la curiosidad de saber quién es esta "Sofía" a secas, me parece correcto responder a las preguntas que me hace, ya que uno no puede andar por la vida sin una tarjeta de presentación como la gente. Acá está la mía:

Nombre completo: Leonardo (por gusto de mi padre) Alfredo (por mi abuelo) Meyer (apellido con historia...) Zúñiga (mi mamá me mima)
Edad: A 2005 réstale 1973. Si suma más de treinta debe haber un error...
Núcleo familiar: Hijo único de madre viuda, con 4 medios hermanos por parte de mi padre a quienes amo con mi alma. Incluyo en este ítem a los amigos del alma que en verdad son muchos y muy buenos. Son mi mayor riqueza y orgullo.
Estado civil actual: Solo y tratando de comprender la dinámica del amor. ¡Ta'que cuesta!

Características físicas: Delgado sin guata, nariz prominente, ojos café aguachento bien curiosos que combinan con mi pelo liso, boca con sonrisa eterna y dientes 100% propios.
Características metafísicas: Ufff!!! Llorón a veces y reservado cuando pienso. Alegre con los amigos y pegote con las novias. Idealista aterrizado que vino a esta vida a aprender más de las relaciones humanas, pero estoy reprobando parece...

Mayor virtud: noble como el roble.
Peor defecto: no decir las cosas por su nombre.

A quién le ha ganado: A los estudios... tras 4 años de ingeniería decidí seguir mi vocación y me metí a periodismo. Hoy soy dueño de mi propio diario electrónico, hago clases de periodismo digital en universidades y formé una empresa de asesorías comunicacionales.
Con quién ha perdido: El amor de pareja es una cosas que no logro entender. Otra debilidad es decir "si" cuando en verdad quiero decir "no" (hay un libro que se llama así, pero créanme que no sive mucho...). Hay varias más, pero a las anteriores, me parece correcto agregar que a veces miento por tonteras y que en otras ocasiones soy demasiado "correctito".
Agregados: Vivo con una mina al costado del Bellas Artes, pero almuerzo de lunes a viernes con mi madre y mi perro (se llama Sly y tenemos tantas historias juntos que da para un blog propio. Pensaré esa opción). Los fines de semana los reparto: El primero de cada mes lo dedico a la familia (al cine con mis sobrinos, al pool con mis hermanos, etc), el segundo a carretear (viernes en mi dpto y sábado en algún boliche), el tercero a la naturaleza (playa, cajón del maipo, campamento, aire libre, naturaleza...) y el cuarto a descansar (algún buen libro, escribir un cuento, dormir, caminar).

Bonus Track: Tengo una vecina de sesentaitantos que no ocupa su Renault 12, por lo que tengo las llaves y lo uso los fines de semana. Así me ahorro la compra de un auto, bencina, estacionamiento y otros. ¿Por bolitas de dulce? No, casi todos los domingos la llevo a visitar a su tío en el Pequeño Cottolengo.

Eso. Me parece que todo lo que falta, está de algún modo u otro metido en este blog. ¿O no?

27 octubre 2005

EL LOCO GARCÍA ME ENVICIÓ

Cuando el puntero atentaba contra el número dos romano, la desgarbada figura de un loco que se niega a morir sube a escena. La estridente música que acompañó las más de dos horas de espera en ese pedazo del barrio Bellavista cesó, los focos acordaron apuntar todos a un mismo ser y por milésimas de segundos todo se congeló. Sólo el trasandino se atrevió a cortar el aire con sus grandes zancadas hasta llegar a los teclados estratégicamente puestos al centro de todo y de todos.

- ¿Quieren rock'n roll? - preguntó.

Y todo volvió a la vida. Los gritos, los "olé olé", las pifias para que alguien dejara de conectar cables y otro los conectara en otra parte, los aplausos incondicionales sin mediar canción, la yerba, las cervezas, los empujones, los coros. Todo. Bastaron tres acordes y de inmediato al punto que reunió a más de quinientas almas que iban a escuchar al loco García.

Empieza la música, pero por sobre eso está el personaje. Un cúmulo de huesos, pelo y lentes de toda índole se distorsionaban ante los ojos del más sobrio de los espectadores, alcanzando las piruetas más inverosímiles que un humano de 54 años puede hacer sobre un escenario simple pero efectivo. El tipo dirige la banda a su antojo. Cuando levanta la mano todos ponen atención. Los platillos quedan atentos a la orden del amo, el bajo se somete al ritmo del tambor y la guitarra está dispuesta a cambiar de mano... a esa mano única con destreza inequívoca y look abominable que de un segundo a otro pasa de las teclas a las cuerdas.

La voz corre con colores propios. Grises a veces, pero alimentando palabras improvisadas que superan las originales y buscan complicidad con un público que a esas alturas se sumerge en el éxtasis. Sin pausas el músico que engendró las generaciones rockeras de miles pasa del 2005 a los ochenta, avanza a los noventa y vaga por un tiempo inexacto. Charly se transforma en Jagger, en Lennon, en Piazzola y de paso se reinventa en el García de estudio.

De pronto se cansa. Critica lo imposible y se va de escena porque le molestan los silbidos. Parece que se acaba, se toma un pisco sour hasta la última gota, lanza la copa lejos y se lleva a sus músicos tras bastidores. Pero el rebaño incondicional se queda y lo espera diez, quince, veinte minutos, desafiando la costumbre de no volver a salir. Pero esta vez los astros jugaron a favor y hubo un bis.

- Yo soy un vicio más, en tu vida soy un vicio más...

Los últimos 30 minutos de genialidad y alcohol alcanzan ribetes de locura. Los deformes dedos parecen alcanzar la velocidad de la luz y hasta el último rincón se mueve al ritmo de su música. Y en la mitad de una versión que todos corean, vuelve a levantar la mano, exige silencio y se lanza contra el micrófono.

- ¡Chao!

Y sin mediar explicación, la figura aún más desgarbada se pierde en las sombras con su séquito a pesar del lastimoso lamento de sus fans. Esta vez no hubo bis y al igual que todos los presentes esa madrugada, me fui con la cabeza llena de locura. "Eres un vicio, Charly". Imposible dejarlo.

30 septiembre 2005

El pasado NO condena

El lunes de esta semana (hoy es viernes), mientras hacía clases, sonó mi celular.

-- Leo!!!

-- Si, ¿quién?
-- Hola, la Fran
-- ...
-- ...
-- ¡Fran! ¡Hola! ¡Qué sorpresa!
-- Me encontré con Rodrigo. Quedamos de juntarnos... ¿Te sumas?
-- ¿Cuándo? ¿Dónde?

Así fue como se gestó un almuerzo con dos personajes del pasado: Fran y Rodrigo. Ella, compañera de varios viajes a lo largo de Chile a principios de los noventa. El, partner de todas las tonteras que uno hace entre la "edad del pavo" y la adolescencia.

Apenas nos sentamos las historias y los recuerdos iban y venían. Supe de los éxitos y fracasos matrimoniales de cada uno, de la vocación de ambos por sus hijos y de los éxitos laborales que han conseguido. Me alegré de verlos bien, de que a pesar del tiempo (quizá diez años sin conversar tanto con la Fran y otros cuatro sin salir a tomerme una cerveza con Rodrigo), la forma de ser de cada uno se mantenía intacta.

Tras la despedida, ya de vuelta en mi oficina y frente al notebook, me atrevo a reflexionar un poco sobre las distancias temporales. O sea, del "verse" después de tanto tiempo.

Cuando tenía 10 años, y hasta los 14, fui todos los veranos a Antofagasta a casa de mi hermana. Allá conocí más de cien amigos y amigas, tuve varias pololas, viví las primeras borracheras en la playa y recibí los primeros combos en la plaza. Fueron cuatro años en los que apenas terminaban las clases tomaba el avión al norte y no volvía a Santiago hasta el mismo lunes de marzo que volvía a entrar al colegio. Así fue el 1 de marzo del 86, con la diferencia que desde aquella vez nunca más volví a Antofa.

Siempre me pregunto "¿Cómo sería volver?" Parte de mí me dice que es mejor así, que ya nada es igual, que los amigos de aquellos años ya no están, cambiaron, no se acuerdan... La otra parte me mantiene inqueto ante la posibilidad de buscarlos, de juntarnos, tal como lo hicimos hoy con la Fran y con Rodrigo.

Quizá mañana doble la esquina y aparezca el Pelao, la Claudia Mora, el Lucho, la Roxana, el "pitula", la Sonia o el "flaco" Oscar. Mientras, me quedo con la tranquilidad de saber que el mejor indicador de una vida plena e íntegra es la inexistencia de miedos ante la posibilidad de enfrentar a las personas del ayer.

Dicen que la vida es la suma de momentos especiales que se complementan con horas...

28 septiembre 2005

Mi "MAMIX" Recargada

Hoy llegó mi viejuja de Iquique. Se fue con otros pertenecientes al Añejo Team "Los Años Dorados" por pocas lukas y muchas comodidades. Apenas se fue ya la eché de menos. Hace meses que vivo sin ella, pero igualmente la extrañé. ¿La razón? Tan simple como absurda: ¿Estará bien sin mí?

Ocurre que cuando atiné al cambio de roles (soy yo quien debo velar por ella y no al revés, pues ya estoy hediondo de viejo), ella aún no lo aceptaba... todavía era un niño. Cuando salí de la casa de pegó el alcachofazo y entendió que "er niño" ya es un hombre hechito, machito y borrachito (esto último rimaba, por eso lo agregué...).

¿Qué me pasó? Felicidad absoluta. Se acabaron los extremos cuidados, las palbras tipo "almuerza que estás tan flaco", "¿Te lavaste los dientes?" y otros más vergonzosos. El tema es que ahora se fue para la otra punta!!!
Partió sola y sin conocer a nadie a Iquique, con un grupo de 25 viejitos y viejitas dispuestos a pasarlo bomba. La fui a dejar al aeropuerto y ahí ya caché un veterano que le hacía ojito. Cuando cruzó el umbral hacia embarque, levantó una manado diciendo "chao, cuida al perro" y se fue rauda del brazo de una nueva amiga.

"Chis!!!", pensé yo.

La primera noche llamó para avisar que estaba bien, pero la segunda no, la tercera me dejó mensaje en el celular, la cuarta la ubiqué en el Hotel tras cinco intentos y sólo la última de las siete noches me volvió a llamar para decirme "Llego mañana al mediodía. Anda a buscarme, por favor".

"Chis!!!", alegué. Pero no me escuchó. Había colgado tras uno de sus típicos besos sonoros.

Hace un rato llegué del aeropuerto y de dejarma en casa. Llegó feliz, con vida, como que se le perdió un equipaje de 10 años.

- ¿Lo pasaste bien?

- Super... pásame esa agenda. Ahí tengo los teléfonos de varias señoras y caballeros. Una es de Temuco, la otra de Viña... Ah! la "chepita" me invitó a conocer...
- ¿Vas a viajar de nuevo?
- No... no sé. (risa maliciosa)
- Viaja no más... te hace bien. ¿y? Cuántas conquistas???
- Jajajaja, que eres tonto, hijo. Nada... ¿Para qué quiero viejos apolillados? Jajajaja
- Jajajajaja- Bueno, me voy a trabajar
- Vaya no más
- ...
- ¿Qué pasa?
- ¿Me trajiste algo?
- Ah!! Claro!!! Mira
- (con cara de asombro frente a una especie de bastón brillante) ¿Y esto qué es?
- El cetro. Me eligieron Reina.

¡TOMA! Grande madre, grande. Ídola.

25 septiembre 2005

RICO TU DOMINGO, TE LO COMPRO...

Trabajar el viernes hasta tarde... pasa.
Trabajar el sábado en la mañana porque no pude dejar todo listo durante la semana, cuesta aceptar pero pasa.
Pero trabajar el domingo... ¡El DORMINGO! Nooooo...

Hace dos años, cuando el proyecto de mi empresa estaba en ciernes lo hacía feliz de la vida. Pero ahora me cuesta mirarlo de manera sencilla, como si se tratase de algo extraordinario que no volverá a ocurrir.

Mientras los 22 grados celcius hacen salir a la gente a las calles, los 22 temas pendientes me hacen entrar en mi oficina a trabajar un domingo.

"Calma", me digo. Son costos que a veces se deben pagar para luego disfrutar más los resultados. Total... todo no fue tan terrible. Este último fin de semana me leí "Los Borgia" de Mario Puzo y hasta tuve un tiempito para generar estas líneas en el Blog.

07 septiembre 2005

Apareció el desaparecido


Amigos, amigas, enemigos, envidiosos y curiosos:

Me animé a escribirles pues me parece que han pasado varias cosas por mi vida y no se los había comentado. ¿Desaparecido? Super, me ha embebido el trabajo y mis quehaceres personales, tanto que he fallado para más de algún cumpleaños, carrete o celebración. A todos los que los he tenido medio "botados" mis disculpas y vaya este blog como una forma de suplir aquello.

A algunos de ustedes alcancé a comentarles que desde junio 2005 vivo solo como tigre. O sea, ni tan solo, ya que duermo bajo el mismo techo con la Lili (la que aparece en la foto). Hasta el momento sólo alegrías con esta decisión. Vivo al lado del Bellas Artes ("barrio rosa" dicen, pero tranqui, que me encantan las mujeres), los fines de semana me sumo a cuanta protesta hay en el Forestal, agarro la bicicleta y me pongo a aplastar hojas secas, compro el queso por lonjas y hago la cama sólo cuando cambio sábanas.

El trabajo va cada vez mejor. Mi diario electrónico está creciendo y parece que yo con él. Además este semestre en la U Andrés Bello me dieron dos cursos, así que en vez de 35 son 70 las voces que claman "pero profesor, cambie la prueba...". Parece que tan bien lo estoy haciendo (la modestia no puede apagar el orgullo de hacer bien las cosas, siempre lo he pensado), que me llamaron de la U del Pacífico y me ofrecieron un curso de tercer año de periodismo. Y claro... acepté.

Los beneficios económicos se han diluido con la compra del refrigerador, el arriendo, los gastos comunes (con los demás residentes y con la Lili), el ron añejo de cada sábado, un par de muebles, las chucherías que uno siempre quizo, la tele, las aspirinas y los regalitos para ella.

¿Ella? Aún no renuncio a estar con ella, aún cuando ella no tenga a nadie que le diga que yo lo hago. Yo se lo diría, pero no me la encuentro (si alguien la ve, díganle que no la olvido...).

Siempre hay cosas malas ¿pero para qué subrayarlas? Basta decir que hace una semana me saqué una cana y anoche encontré dos en el mismo lugar. Que por estar tan dedicado al trabajo he perdido contacto con mis amigos. La verdad no tenía tiempo para escribir este mail, pero si no soy capaz de esto mucho menos los llamaré o cumpliré con la promesa de juntarnos. Pero el primer paso ya está dado.

31 agosto 2005

El principio del viaje

Acá comienza mi periplo por Internet, dando vida a un organismo intangible que respira el exígeno que entrega el Cyberespacio. Veremos qué resulta...

¿Te interesa que comente de algún tema en particular?