27 octubre 2005

EL LOCO GARCÍA ME ENVICIÓ

Cuando el puntero atentaba contra el número dos romano, la desgarbada figura de un loco que se niega a morir sube a escena. La estridente música que acompañó las más de dos horas de espera en ese pedazo del barrio Bellavista cesó, los focos acordaron apuntar todos a un mismo ser y por milésimas de segundos todo se congeló. Sólo el trasandino se atrevió a cortar el aire con sus grandes zancadas hasta llegar a los teclados estratégicamente puestos al centro de todo y de todos.

- ¿Quieren rock'n roll? - preguntó.

Y todo volvió a la vida. Los gritos, los "olé olé", las pifias para que alguien dejara de conectar cables y otro los conectara en otra parte, los aplausos incondicionales sin mediar canción, la yerba, las cervezas, los empujones, los coros. Todo. Bastaron tres acordes y de inmediato al punto que reunió a más de quinientas almas que iban a escuchar al loco García.

Empieza la música, pero por sobre eso está el personaje. Un cúmulo de huesos, pelo y lentes de toda índole se distorsionaban ante los ojos del más sobrio de los espectadores, alcanzando las piruetas más inverosímiles que un humano de 54 años puede hacer sobre un escenario simple pero efectivo. El tipo dirige la banda a su antojo. Cuando levanta la mano todos ponen atención. Los platillos quedan atentos a la orden del amo, el bajo se somete al ritmo del tambor y la guitarra está dispuesta a cambiar de mano... a esa mano única con destreza inequívoca y look abominable que de un segundo a otro pasa de las teclas a las cuerdas.

La voz corre con colores propios. Grises a veces, pero alimentando palabras improvisadas que superan las originales y buscan complicidad con un público que a esas alturas se sumerge en el éxtasis. Sin pausas el músico que engendró las generaciones rockeras de miles pasa del 2005 a los ochenta, avanza a los noventa y vaga por un tiempo inexacto. Charly se transforma en Jagger, en Lennon, en Piazzola y de paso se reinventa en el García de estudio.

De pronto se cansa. Critica lo imposible y se va de escena porque le molestan los silbidos. Parece que se acaba, se toma un pisco sour hasta la última gota, lanza la copa lejos y se lleva a sus músicos tras bastidores. Pero el rebaño incondicional se queda y lo espera diez, quince, veinte minutos, desafiando la costumbre de no volver a salir. Pero esta vez los astros jugaron a favor y hubo un bis.

- Yo soy un vicio más, en tu vida soy un vicio más...

Los últimos 30 minutos de genialidad y alcohol alcanzan ribetes de locura. Los deformes dedos parecen alcanzar la velocidad de la luz y hasta el último rincón se mueve al ritmo de su música. Y en la mitad de una versión que todos corean, vuelve a levantar la mano, exige silencio y se lanza contra el micrófono.

- ¡Chao!

Y sin mediar explicación, la figura aún más desgarbada se pierde en las sombras con su séquito a pesar del lastimoso lamento de sus fans. Esta vez no hubo bis y al igual que todos los presentes esa madrugada, me fui con la cabeza llena de locura. "Eres un vicio, Charly". Imposible dejarlo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno debo admitirlo asi es como debe escribir todo periodista, grande leo

Anónimo dijo...

En realidad, lo que fuiste a ver, es a ti mismo sobre el escenario con una guitarra.

Que buena.

Anónimo dijo...

Me remueve todo y me duele no haber estado ahí, en ese mismo lugar donde mientras dormía se desarrollaba un hito en la vida de mi amigo Leo, inolvidable.

Paula Vio

Anónimo dijo...

Gurú, aunque prefiero "escuchar" tus historias, especialmente si estas con unas copas de más, no deja de sorprenderme como a mejorados tu redacción. Gran relato.
Rodrigo

Anónimo dijo...

Guru, siguiendo tus pasos, hice mi propio blog. visita www.rodrigo1976.blog.com y, por favor, inagúralo comentando el tema que puse.

Anónimo dijo...

Maestro,Ust.parece un che más identificando la escencia de Charly. El ES y no hay masque decir. Esta fuera del bien y del mal como todo genio. Es injusgable

Anónimo dijo...

Charly es una leyenda viviente...puede hacer lo que quiera...lleva el el rock and roll en la sangre y esto como dice Flaviote va más allá del bien y el mal.
Aparte su música es para escucharla y callarse la boca....le debe haber molestado...el alboroto festivalero y mal educado...de una parte del público.
Grande Leo!!!...aunque me lo perdí me llevaste a la esencia del momento.