16 diciembre 2008

Dos mil ocho

Hace tiempo no miraba el amanecer en Santiago. Hoy, sin razón, a las 4 se fue el sueño y no contuve las ganas de navegar sin razón, por correos antiguos y olvidados, por sitios web antes comunes y hoy casi abandonados.

Los intereses cambian, pero un breve repaso por el ayer hace recordar lo que uno fue y entender quien es uno hoy. Avanzar es bueno, pero sólo se comprende el presente cuando se echa mano al pasado. Así, el futuro es mucho más abordable.

Se va el 2008, quedan menos de 15 días. Este año me casé y un hijo se engendra en el vientre de Pamela. Perdí amigos y gané hermanos. Una empresa se escapó y la otra maduró. El 2007 aseguré que este año sería mejor y la verdad es que así fue, pero como toda batalla hay vencidos y vencedores.

A veces el obligatorio avance del tiempo, de la vida misma, agota y alegra tanto que cuesta seguir el ritmo. Tan alto que da miedo caer, tan bajo que dan fuerzas para subir. Tan afuera que da gusto entrar. Tan encerrado que se disfruta salir. Tan allá que se valora cuando uno estaba acá. Tan aquí que de pronto dan deseos de estar un buen rato allá.

Cada vez estoy más conforme de lo que soy, lo que tengo y lo que hago. Cada día me importa menos lo que no pude hacer, lo que no puedo tener y el tipo de persona que no logro ser. Despierto más cercano a mi esencia, transito por el día acompañado de mis pensamientos y llego a la noche en paz con mi conciencia.

A diferencia de otros años, este se lleva un "estado" por última vez: la individualidad.

Viene un llanto en camino. Una sonrisa inocente. Un beso fácil. Un abrazo sincero. Los ojos de mis ojos. Una materialización del amor.

Ya amaneció.

08 diciembre 2008

Ya pasó...

...no fue tanto. La vida a uno lo endurece. El tiempo sana.
Las personas buenas merecen pura felicidad.

16 noviembre 2008

El Diaporama

Diaporama Leonardo y Pamela on Vimeo.

No sé si la historia resumida de nuestras vidas, contada hasta el momento
de llegar al altar, merece mayor presentación.

¡Se casó el Leo Meyer!


¿Se acuerdan hace tres años (¡3 años! cómo vuela el tiempo...) cuando confesé que era un "hombre casado"?
Bueno, esta historia es similar pero con todas las de la Ley...

El 23 de septiembre pasado, misma fecha en que mi viejo hubiese estado de cumpleaños, me casé por el civil con Pamela. Planificamos todo con tres meses de anticipación y a pesar de no tener todas las segurudades que normalmente deben yomar las parejas que deciden casarse, lo hicimos igual, convencidos en que era nuestro momento.

Nada nos apuraba a estar juntos, excepto el deseo de querer estarlo, de comenzar una vida como "marido y mujer" para luego formar familia. A propósito, nuestras familias estuvieron felices con la noticia y recibimos todo el apoyo necesario para llevar a cabo esto, en especial mi madre, que tuvo uno de los días más maravilloso de su vida.

Tras el civil, el viernes 3 de octubre a eso de las 21:00 horas dijimos "acepto" ante Dios y unas cien personas que nos acompañaban, en mi parroquia de siempre, la Divina Providencia. Todavía tengo el momento en que Pamela entra con su vestido de novia, cuando la besé, y cuando la familia y los amigos nos felicitaron.

La fiesta fue en CasaBosque (
www.timeup.cl/leonardoypamela) y hasta allá llegaron los rostros de toda una vida, los viejos cracks, las ídolas y todos los actores de una historia de más de 35 años en cartelera. Comimos, bailamos, reímos, recordamos y celebramos.

Mi felicidad era absoluta. Me sentí querido, protegido y acompañado. Comprobé que para mi círculo más cercano, Pamela ya era una integrante y no una invitada más. Me alegró estar con césar y Tatiana, los padres de mi ahijada Almendra y amigo de mil viajes. Estar con Carlos, ese niño loco que no conoce límites para dar su amistad a los que aprecia.

Me emocionó ver al Pedro y su señora, ese compañero de colegio de kinder que siempre tiene un abrazo cariñoso para entregar, igual como el que tuvo la Marinita - su tía que falleció-, cuando me quedaba en su casa porque mi mamá tenía que trabajar.

La celebración tuvo momentos típicos como el vals, el brindis, las fotos... pero lo que queda es la imagen de todos mis hermanos celebrando el matrimonio del último hermano soltero, junto a sus hijos, como si se tratara de un traspaso generacional de los "Meyer".

Ahí estaba también Flavio y Natalia Cappellani, los mendocinos que ya son parte de la familia, que vinieron con sus padres, Roberto y Norma. Con ellos sentí que un círculo se cerraba... Roberto, que siempre me ha evocado recuerdos de mi padre, fue el padrino de mi matrimonio junto con Miguel Saavedra.

Podría contar mil detalles de ese momento. Me parece injusto dejar tantos nombres de amigos fuera de esta resumida lista, pero igualmente no podría transmitir ni el 1% de todas las emociones vividas. Prefiero mirar al futuro, construir día a día esta promesa de amor eterno manteniendo siempre cerca a mis amigos, mi entorno familiar y a las personas que completan mi vida laboral.

Así fue como ocurrió otro evento más de este "Ciudadano llamado Leo Meyer". Y más que aislarse o decir "misión cumplida", a siete semanas de la boda, confieso que estoy prendido con la vida, con deseos de vivir esta etapa con Pamela tal como lo hacíamos siendo pololos, armando un entorno cálido para la llegada de los hijos.

Se viene el verano y la temperatura aumenta. Los medios no se cansan de hablar de la crisis económica mundial y la gente está asustada. Ganó Obama en Estados Unidos, murió un compañero de Magíster de cáncer y tengo que buescar cómo dejar mi sociedad con Rodrigo Bon con las manos vacías, en silencio y pagando el más alto precio que jamás había pagado por errores no intencionados... pero errores al fin.

En tanto, Pamela se despierta. Prepararemos arroz con carne para almorzar.

24 octubre 2008

Andrés "El Grande"

Escudriñando archivos perdidos en mi PC me encontré con uno de esos tontos escritos juveniles, creado el año 2003, llamado "Andrés el Grande". Tanta vigencia tiene, que me atrevo a compartirlo en este blog, para que perdure...

Cuando entré a Kinder, lo hice a un colegio municipalizado, de esos bien precarios donde cada curso supera los 50 alumnos y en cada recreo reparten leche con chocolate y galletas. Allí estuve hasta cuarto básico, momento en el cual mis padres decidieron aprovechar una oportunidad de la vida y pasarme a un colegio particular donde los Kreutzberger, Solís de Ovando y Cooper eran mayoría.

Pero el traspaso, debo reconocerlo fue traumático, ya que de un día para otro los compañeros pasaron de "ensuciar la chaleca con shocolate" a "dañar el Parker que me regaló papá". Mi trauma, en todo caso no iba por el lenguaje, sino por la distancia entre una persona como yo que representaba uno de los últimos vestigios de la clase media, con personas representantes de la elite nacional. ¿Vieron Machuca? Bueno, algo similar, con la salvedad que el protagonista de esta historia se llama Andrés, uno que había sido compañero en el anterior colegio y que llegó tres meses después al curso.

Para ese entonces yo ya estaba ambientado, sabía algunas frases en inglés y quizá por el apellido fui aceptado inmediatamente por mis compañeros. Pero en el caso de Andrés (que dicho sea de paso es sólo un nombre ficticio para proteger la identidad del verdadero) todo fue muy distinto, ya que tanto físicamente como en otros aspectos del ser humano, él era lo que mis compañeros llamaban "chulo", "rasca" y "ordinario". Por causas antes descritas yo era su único amigo, pero aún así cedí mil veces a la tentación de molestarlo con los mismos sobrenombres que le habían inventado mis amigos, tales como "labios de poto" o "negro malaria".

Y así transcurrió toda mi escolaridad y la de Andrés, jugando a ser amigos siempre y cuando el resto de mis compañeros no me presionaran para sumarme a la indiferencia. Por suerte él era tan grande como persona que nunca mostró rencor, muy por el contrario, trató de entender mi debilidad y cada vez más pudo tomarse una que otra revancha. Bien merecidas, por lo demás...

Al egresar del colegio yo ingresé inmediatamente a la universidad y él a un instituto. Tras dos años de conversar esporádicamente por teléfono, supe que las dos personas con que vivía y que lo habían criado desde pequeño habían muerto, dejándolo literalmente "solo por la vida". Los años siguientes nos acercaron bastante, pero siempre con realidades muy diferentes: mientras él buscaba trabajo yo ya tenía el mío; mientras él se enamoraba de alguien que no lo tomaba en cuenta yo pasaba de polola en polola; mientras él soñaba con pagar sus deudas yo ya tenía mi primer celular.

Internamente siempre valoré a Andrés. Sabía que era una persona mucho más íntegra que muchos con los que me relacionaba, que todo le era difícil pero aún así era capaz de sonreír y seguir adelante, que me consideraba su amigo aún cuando en varias oportunidades quedamos de juntarnos y nunca llegué. Me avergüenza todo esto, pero contarlo acá es en cierto modo un mea culpa, una herida, una cuanta pendiente que hace unos días pude saldar.

Atribulado con preocupaciones salí a caminar y me topé con su departamento, el mismo de toda una vida y única herencia que jamás estuvo dispuesto a dilapidar pese a las necesidades vividas. Toqué el timbre. El propio Andrés me abrió la puerta y, con sincera alegría, me abrazó y me sentó en la misma mesa donde años atrás hacíamos juntos las tareas. Junto a una cerveza me contó que trabajaba "por poco sueldo pero seguro", que pensaba "estudiar el próximo año" y que sabía perfectamente de la existencia de DiarioPyme y, por ende, de mi realización profesional.

Pero lo que más me sorprendió fue cuando me contó que se casaba. "Llevo cuatro años con ella, estamos enamorados y nos vamos a casar la próxima semana. Tienes que ir". Cuando bien avanzada la noche nos despedimos, celebré que la vida por fin se cuadrara de parte de Andrés y que él me diese el privilegio de estar presente en su matrimonio. Admiro a este guerrero, a este luchador incansable que no sólo evitó bajar los brazos ante los problemas, pues además me enseñó que a pesar de todo la felicidad puede estar a la vuelta de la esquina. El secreto es no claudicar.

23 septiembre 2008

Una nueva etapa comienza

Tras casi 12.500 días de soltería, vivo los últimos minutos antes de transformarme en un "hombre casado". Solo hay sentimientos de paz, amor y la tremenda seguridad de estar con una mujer maravillosa. Definitivamente soy un tipo afortunado que algo muy bueno hizo en su vida pasada... no tengo más explicaciones para tanta dicha. Gracias mamá, amigos, familia y Dios por quererme tanto. Gracias mi amor por todo lo que me das. Gracias universo... gracias absolutas!!!!!!!

22 septiembre 2008

Cucarachas en el café Havanna - WAKALA!


Quizá por mi deformación periodística o quizá por la sencilla razón de no querer que a alguno de ustedes o de sus hijos les pase, les cuento que hoy a las 13:45 de la tarde, mientras terminaba un entretenido fin de semana largo diciochero, conocí lo que era el ASCO.

En plena tarde de compras por el APUMANQUE, decidí hacer más placentera la espera tomando un Café del Havanna, el que pedí "para llevar" mientras vitrineaba junto a mi novia. Al terminarlo, miré el fondo y me encontré con una barata... ¡SI! ¡Una CUCARACHA con antenas, patas y todo eso!!!!¡Qué asco! Me dirigí inmediatamente al local a exigir explicaciones pero no se encontraba el encargado del local, por lo que sólo me ofrecieron la devolución del dinero ($2.000 por un café-avellana).


Estampé un reclamo en la administración del Apumanque y mañana me dirigo al SESMA, pues esto no puede quedar así. Les agradeceré que me ayuden a dar a conocer esta situación entre sus conocidos, pues gracias a Internet me imagino que algo más que un reclamo formal se puede hacer.

A los colegas periodistas, por favor dar a conocer esta asquerosa experiencia. Y al resto, por favor no vayan al Havanna, pues no puede ser que en un café con ese prestigio internacional (¡y con los tremendos precios que cobran!), ocurra esto.

12 agosto 2008

Fuerza de voluntad


Peso 73 kilos, pero un cuarto se lo lleva mi estómago. Para mi las olimpiadas están más lejos que Beijing y adoro las hamburguesas con queso. Pero quiero cambiar y confío en mi fuerza de voluntad.

Hace unos días, por motivos laborales, me tocó entrevistar a Érika Zamorano en la Ciudad Deportiva de su hermano Iván. Si bien la conversación se centró en las características familiares que han llevado a todos los "Zamorano Zamora" y al resto de los integrantes a emprender con fuerza y éxito, no pudimos evitar reparar en la importancia del deporte.

La última vez que jugué una "pichanga" fue el año pasado y mi mejor jugada fue atajar un remate dirigido a un desprotegido arco con mi rostro. Cero goles, pocos pases y miles de caídas fue el recuento final de esta incursión deportiva. Diez años antes al menos hacía goles de rebote, entregaba "en bandeja" otros cuantos para que el delantero de turno sólo empujara la pelota a la red y, por cierto, tapé penales en épicos partidos de dos horas.

3.650 son los días que me separan de ese estado físico envidiable, cuando podía caminar todo el día, jugar un partido por la noche, trotar por la mañana, salir con los amigos hasta la madrugada del sábado y aparecer temprano por la casa de mi madre a compartir un domingo familiar. Hoy me resulta imposible ir al estadio como espectador.

Vuelvo a lo de Érika. ¿Cómo hago deporte si apenas da el tiempo para organizar una vuelta en bicicleta con los sobrinos? Ella me comentaba que más que hacer "deporte", lo que se requiere es una actitud positiva hacia el ejercicio físico, que el tenis o el fútbol no son los únicos caminos para "mover el cuerpo", y seguido a eso me dio algunos consejos: Camina todos los días al lugar de tu trabajo, o bien, al menos unas cuadras; organiza mensualmente una actividad familiar al aire libre; ejercita al despertar y antes de dormir tus brazos, piernas y cuello.

Pero el consejo más llamativo vino después, cuando le comenté a un gordo amigo la decadencia física en que estábamos: "cambia tus hábitos de alimentación", me dijo mientras mordía un lomito italiano de la Fuente Alemana.

Me di toda esta vuelta del deporte, Érika Zamorano y la ironía de mi amigo, para comentar en este blog lo difícil que resulta renovar mi fuerza de voluntad. "La voluntad mueve montañas" es mi frase interpretativa del conocido pasaje bíblico. Confieso creer además que Mahoma no trajo las montañas hasta sus pies, si no que tuvo esa fuerza de voluntad para ir a ellas, por lejos que se encuentren.

Y en mi vida la voluntad siempre ha sido factor de cambio. Sólo por voluntad impulsé la creación de DiarioPyme, misma voluntad que en vez de multiplicar panes me permitió multiplicar fórmulas para contar siempre con los recursos necesarios para seguir con mi emprendimiento, a pesar de todo. Yo TENGO voluntad, pero lo había olvidado.

Desde hoy, he decidido echar mano a esa voluntad para aplicarla en mi cuidado físico, pues estoy conciente que ello llevará a un mejor estado mental. Y, quién sabe, muy pronto me encuentre como hace diez años corriendo junto a una pelota de fútbol, bicicleteando hacia la virgen del Cerro San Cristóbal o trotándo por el Forestal.

Es cosa de voluntad.

01 agosto 2008

¿Meyer? ¡Presente!

La última vez que vi a más de 3 compañeros de colegio juntos fue el mismo año en que egresamos, en 1990. Desde esa fecha nunca más tuve contacto con ellos, excepto por Pedro (amigo de infancia). Tuvieron que pasar 18 años para que volviera a reencontarlos y, sin querer pero queriendo, asumí la labor de coordinar el juntarnos en torno a una cena en un restaurant de Providencia.

Gracias a Facebook, primero tomé contacto con Claudia y Karen, a los que rápidamente se sumaron el propio Pedro, todos quienes le avisaron a sus contactos y éstos a los otros y así... la bola de nieve creció hasta tener a 15 invitados de los cuales sólo fallaron dos.

¿Mala suerte el 13? Esta vez no. Fuimos trece los que físicamente llegamos a reunirnos tras casi dos décadas sin compartir como lo hacíamos en una sala de clases, en los tiempos en que las niñas se formaban como mujeres y los chicos en hombres.

La ansiedad me llevó a organizar la reunión y, por lo mismo, fui el primero en llegar. A las nueve en punto llegó Valeria, luego Marcos y con él Guillermo. Rodrigo Penjean se asomó quince minutos más tarde, junto a Pablo. No terminábamos de saludarnos cuando hizo su entrada Rodrigo Daie con la mitad de masa corporal que lo recordábamos. Luego llegó Justa y casi de inmediato Francisco y Carolina. Ya habíamos pedido la comida cuando hizo su entrada Claudia, apenas 5 minutos antes que Karen y en seguida Pedro.

Los trece comensales se daban cita con la historia escolar que, personalmente, jamás pensé que algún día pudiese ocurrir. Y ocurrió. Ahí estábamos el grupo completo a metros del colegio que nos vio crecer, recordando aventuras y reconociéndonos tras varios años incomunicados.

La familia de la mayoría fueron los protagonistas. Las fotos de sus esposos, esposas, hijos e hijas se mostraban con orgullo. Otros preferían revivir historias y aventuras de la época escolar y, los más audaces, optaron por contar todo lo que ocurrío en sus vidas entre los años 1990 y 2008.

Y ahí estaba yo, en medio de todos, entendiendo que el tiempo no pasa en vano y que todo a la larga es cíclico. Fueron 5 horas en las que me sentí otra vez un quinceañero, un niño, un pedazo más del grupo humano que de ocho de la mañana a dos de la tarde compartía entre lunes y viernes la aventura de crecer. Parecíamos trece, pero nuestras historias y recuerdos sumaron a más de treinta. Nadie quizo dejar a nadie fuera y hasta el más anónimo de los compañeros de curso cobró relevancia en nuestra conversación.

Casi no nos dimos cuenta del paso del tiempo, el mismo que nos alejó por años. Nos dieron las 2 de la mañana y el grupo restante decidió que ya era hora de partir. Nos despedimos fijando una nueva reunión en octubre y nos dimos abrazos sinceros y cariñosos, con promesas de mantener el contacto.

Faltan minutos para las 3 de la madrugada y afuera llueve copiosamente. Dicen que el agua sana heridas y limpia el pasado. Y esta vez el ayer se hizo presente y trece almas se reencontraron con las historias del resto. Ya nos separamos y mientras una maneja en su automóvil al hogar, el otro abre la puerta y besa a su hija. Y quizá otros llegan a un espacio vacío con la misma sensación que tenía cuando llegaban cansados del Colegio.

¿Y yo? Antes de dormir decidí escribir estas palabras sinceras y emotivas, para plasmar en mi bitácora virtual un pedazo del pasado que se hizo presente al juntar 13 partes de una época inolvidable.

Otro círculo de mi vida se cierra. Esa imagen borrosa de personas hoy vuelven a tener rostros, voz y sentido. Y yo, vuelvo a ser parte de ellos.

Afuera llueve cada vez más fuerte...

17 julio 2008

Mis mujeres

(aquí había una foto,
pero mi novia se encontró que
se veía muy mal
y me pidió sacarla.
Lo siento... cosas de mujeres)
Esta foto es quizá la más especial hasta este minuto de mi vida... la mujer que me tuvo en su vientre junto a mi compañera de vida... mi madre y Pamela... las dos mujeres más importantes para mí.
Juntas, sonriendo, felices... ¡AMIGAS!

07 julio 2008

Cada cosa en su lugar

Haciendo orden en mi departamento me encontré con lo que me pareció "muchos" libros. No tenían cabida en el espacio inicial en que se ubicaron hace quince meses (cuando llegué a ese lugar a vivir) y poco a poco fueron invadiendo el velador, el living, el armario y hasta encontré uno en el balcón.

En dos horas los revisé y ordené por tamaño, de los más pequeños y delgados a los más gordos y grandes. Bucay, Kundera, Puzzo y Cervantes se hacían espacio entre revistas de turismo, de novios, libros de algunos ene ene que llegaron por casualidad (y curiosidad) a mi vida, y una importante cantidad de recopilaciones de autores nacionales.

Por ahí escuché que la vida es un libro abierto, que la realidad supera la ficción y que leer es una forma de comunicarse con los demás. Todas frases que ahora descansaban frente a mi, vestidas de hojas amarillentas o como Best Sellers. Habían esperado por mí ya mucho tiempo.

Mientras preparaba un café me encontré sobre el comedor con mi notebook. Frío, negro, sin vida y lleno de cables. Como si se tratara de una escena de Tarantino, estábamos frente a frente los libros, el notebook y yo (no hubo espacio para el televisor ni el equipo). El silencio era total y hasta la luna pareció apurarse para no perderse detalle del desenlace de este momento. ¿La tinta o los bits? Mi decisión demoró, pero una vez tomada actué sin vacilaciones.

Demoré cuarenta minutos antes de terminar de ordenar los más de 40 títulos los dediqué a limpiar cada tapa (de esas que invitan a juzgar lo que hay dentro), a parchar las rasgaduras y estirar los dobleces que marcan la huella de mi lectura, y a curiosear entre las hojas...

Fue en ese último ejercicio donde encontré fotos del recuerdo y cartas de personas tan ajenas a mi vida actual. También otros tesoros, como boletos de micro y tapas de yoghourt que invitaban a encontrar las tres partes para ganarse... ¡Una radio-reloj!

Tras el orden, mi notebook revivió. Parecía saber que los próximos minutos, horas y días sería él el objeto de mi atención. Los libros descansaban oscuros en una nueva morada de mi repisa, pero él no, estaba presto a hacer sonar sus mil sonidos apenas lo encendiera. Hasta me pareció escuchar un atisbo de alegría contenida que emanaba de sus sucias teclas.

Pero calculó mal. No lo prendí. Por el contrario, lo guardé en el maletín que sólo había servido para llevarlo de la tienda a mi casa. Sólo lo vine a encender hoy lunes, en el trabajo y para escribir sobre mis libros. Y en breve segundos más lo apagaré hasta mañana y se quedará sólo en mi escritorio, mientras un texto de Coloane (el que estaba en el balcón) me llevará muy al sur de Chile, justo antes de conciliar el sueño...

15 junio 2008

Dos videos para reír y pensar

Acá un video especialmente pensado en quienes "juran de guata" que son deslenguados... Este tipo si lo es!!!!




Acá, la furia de un empleado que ya no soportó el sueldo mínimo, los paneles que no entregan privacidad y, en general, la furia de vivir en una sociedad cada vez menos humana.

04 junio 2008

Meyer magistrado

Hace un año tomé un Magíster Internacional en Periodismo Digital.
Acá, una nota en la que se resume la experiencia vivida:
http://www.edicionesespeciales.elmercurio.com/destacadas/detalle/index.asp?idnoticia=0127052008021X0050011&idcuerpo=366

Gracias San Mercurio...

23 mayo 2008

La pena del Quijote

Este texto lo escribí para una editorial de http://www.diariopyme.com, pero me quedó tan personal que además lo comparto en este íntimo espacio de Un Ciudadano llamado Leo Meyer:

Nuestro comportamiento como personas en la sociedad no deja de sorprenderme. De manera constante analizo lo que hace el resto, mi propio actuar y lo que veo o leo en los medios de comunicación. Dedico importantes horas a "pensar" a "meditar", sin el objetivo de jactarme de aquello con mis más cercanos, sino por gusto, para mí.

Y he llegado a conclusiones que, debido a que nada es constante ni absoluto, en esta etapa de mi vida (acabo de cumplir 35 años) me parecen certezas.

Generalmente resulta más fácil perder lo ganado que ganar aquello que nunca he tenido y siempre he querido. Parece ser que dilapidar las ganancias es más común que consolidarlas. Nos asombramos cuando alguien hace algo bueno y somos los primeros en destacar los errores del resto. Tenemos tres minutos de tristeza y preocupación por cada uno de alegría. Ya ni en las fotografías nos nace sonreír.

En el plano familiar no reconocemos públicamente el amor por nuestros padres y éstos no se esfuerzan por reconocer directamente a sus hijos cuánto los quieren, con cariños, abrazos, besos y palabras de aliento. En cambio, hay reconocimiento material por parte de los padres a los hijos, de la mano con una serie de exigencias. De vuelta, tenemos hijos que no aprenden con ejemplos a ser demostrativos y que por ello aman u odian los bienes materiales, en vez de mirarlos con más templanza.

De lo anterior, se genera un plano afectivo íntimo, de pareja, que está en decadencia social. Muy pocos se comprometen con quien dicen amar, y cuando lo hacen, las razones más repetidas son "por el hijo que viene en camino", "porque ahora podemos (dicho en términos económicos)" y "porque ya es hora (dicho en términos de la edad o el tiempo que lleva la relación)". Pero casi nadie dice "porque la o lo amo".

Insisto: pienso que el amor no está en crisis, lo que me resulta evidentemente en decadencia es el compromiso, y eso está muy, pero muy mal. Parece que nadie ha explicado que idealmente ser comprometido vaya de la mano con ser fiel, pero no es una obligatoriedad, excepto para la mirada de algunas religiones. Ser comprometido es asumir una responsabilidad sin presiones y dar lo mejor de si para que lo asumido se haga y bien, sin caer en la testarudez.

Si no hay compromiso de pareja ni amor por el seno familiar... ¡qué podemos esperar de las relaciones que ha construido el hombre!Las relaciones comerciales no son naturales como la amistad, el amor y los afectos en general. La relación de un empresario con sus trabajadores es inventada por los hombres. Lo mismo ocurre entre proveedores y clientes, entre socios, entre compañeros de trabajo... en todo sistema laboral, dependiente o independiente, existen un sin fin de relaciones y todas ellas son creadas por el hombre. Incluso en las empresas familiares parece primar más la relación comercial que la sanguínea.

Siguiendo con mi cuestionamiento... ¿Qué podemos esperar de estas relaciones comerciales si las propias del ser humano están mal?

Cada día veo más empleados con la misma riqueza material que tenían hace cinco años, agradeciendo al cielo por mantener su trabajo y engañados por su deseo de supervivencia por tener lo que tienen. Prefieren no tener problemas que aspirar a más. En cambio, veo empresarios que partieron igual que sus empleados y hoy tienen autos, casas, riqueza y una serie de beneficios que sus empleados sólo sueñan.

Y entre empresarios la lucha es aún más encarnizada. El que compra quiere "la guerra mundial por cinco pesos", se siente con el poder de exigir rebajas en los precios sin fijarse en la calidad y además paga prácticamente cuando quiere. Pero como esto es una cadena, no podemos ser tan injustos... tenemos que contentarnos con justificar este comportamiento en base a que a ese empresario también lo tratan igual sus clientes, que a su vez también tratan igual, y así.

Obviamente un cambio cultural en el ámbito económico no se producirá de la noche a la mañana. No soñemos. Acá don Quijote se muere de pena. Pero sí podemos cambiar hoy, ahora, en nuestro entorno. Aprendamos a querer, a querernos y a enseñemos a ser más demostrativos.

Si eso cambia hoy, es muy probable que nuestros hijos y nietos vivan en un mundo mejor. ¿Acaso hay alguien que no quiera eso para ellos? ¿Ni siquiera somos capaces de comprometernos con ellos? Señores, el futuro de la humanidad depende de cada uno de nosotros. No mire para el lado, haga su parte.

13 mayo 2008

Siete por cinco

Faltan minutos para cumplir mis 35 años. ¿Viejo? No, en absoluto, más bien preocupado por saber cuánto de esos años he vivido realmente. Hay un viejo refrán que dice que "la vida es la suma de los segundos conscientemente vividos" y, al menos en mi caso, la conciencia me llegó bien tarde. Pasado los 20 años, quizá...

Pero pocos o muchos los segundos realmente vividos, han sido intensos, llenos de adrenalina y cargados de compromiso social. La etapa más negra que pasé cuando "teenager" fue el destete de mi vieja, la oscura visión de la vida y el rechazo a las exigencias universitarias. En cuarto lugar están los sufrimientos del corazón, la polola que me engañó, el amor no correspondido y la princesa de los cuentos que decidió que yo no era su príncipe azul.

La luz de esos años estuvo en los infinitos campamentos y paseos con amigos en verano o en los fines de semana, donde tomé la costumbre que sigue hasta hoy de caminar sin rumbo, sin razón aparente... caminar por el sólo hecho de caminar, en la tierra, sobre el pasto, de bajada y de subida. Caminar hasta descansar, contemplar el lugar y luego volver a caminar devuelta.

Me acuerdo de una caminata eterna camino a Farellones, sobre millones de hojas secas que se mezclaban con el color del atardecer, transformando un todo de color ocre sin horizonte. O en el vapuleado Chaitén, cuando subimos (en plural, pues éramos 30 ó 40 amigos) por un bosque que adornaba un cerro, mientras llovía torrencialmente de "abajo hacia arriba"; hasta en Santiago las caminatas eran conversadas con amigos por largas horas y sin destino claro (son realmente muchas... me doy cuenta que debo escribir de más caminatas, pronto).

Cada paso con mis bototos aventureros era un segundo de conciencia vivido a concho, que fueron transformando mis dudas existenciales y problemas, en sonrisas y aprendizaje. Así, entre caminos y caminatas, llegué al cuarto de siglo, a los veinticinco.

Esa fue una etapa marcada por el fin de mi carrera y el comienzo de mi etapa laboral. A los 25 retomé la vida y me puse al día, pase de ser el eterno estudiante a empresario, casi de la noche a la mañana. Ahí partieron 5 años de mucha soledad de pareja, donde proyecté mi forma de ser en el ámbito laboral, en desmedro de mi natural forma de ser.

Sólo a los 30 llegó cierto equilibrio, me sentí por fin "adulto" y me atreví a decir "no" a muchas cosas que hasta entonces hacía sin pensar. A partir de los treinta me volví más reflexivo y, en cierto modo, más responsable con mi persona. Ayudó mucho el que ese cumpleaños coincidió con el primero de 5 años como profesor universitario, lo que me hizo enfrentar a los adolescentes desde una vereda distinta a la mía. Ya no éramos "nosotros", sino "ellos".

Cuando sea miércoles catorce dejo atrás los 34 y cumplo un año más de vida. No me celebraré y no tengo claro por qué no quiero celebrarme. Excusas tengo muchas, mi último cumple soltero, el que sea un número múltiplo de 5, el que justo mañana 14 se lanza el primer suplemento de DiarioPyme con el diario Publimetro...

Mañana será un día común, con reuniones, almuerzo con mi madre y una tarde de más relajo con mi polola-novia. Mañana tendré la emoción de abrir algunos regalos, recibir llamados de los cercanos y, como siempre, alguna sorpresa. Pero en general, será el inicio de una etapa nueva en mi vida que probablemente termine al multiplicar cinco por ocho.

De cinco en cinco es la cosa... parece.

26 abril 2008

Facebook es heavy!!!!


Llevo apenas dos meses utilizando Facebook y ya tengo muchos amigos, encontré a más de alguno perdido en el tiempo y me di el lujo de rechazar a varios que veo diariamente y que lo que menos quiero es verlos en la pantalla de mi PC.

Heavy, heavy... ¡heavy!

Acá están las fotos de mis amigos al día de hoy, familia, alumnos de la unab, contactos de trabajo y más...

Flashback

Mirar hacia atrás un minuto es revivir historias del pasado, sumando un análisis que permite comprender el por qué de tantas cosas, de tantas vivencias.

Hoy me toco dar una charla a estudiantes de Ingeniería Industrial de la USACH, en la que presenté "10 pasos para emprender".

Preparando esa exposición me di cuenta del gran camino recorrido. Que en lo que a emprendimiento se refiere, ya pasé la mitad y que es imposible volver sobre los pasos dados. Sentí orgullo y felicidad por tener algo que decir a las nuevas generaciones.

Fue muy especial encontrarme en la misma universidad en la que estuve 4 años estudiando una carrera que nunca terminé (Ing en Minas) y que por tanto tiempo pensé un tiempo inútil perdido.

Gracias a mi paso por esa carrera, conocí lo que eran las matemáticas, lo que más tarde me sirvió para dedicarme al periodismo económico. Pero sirvió también para darme cuenta de lo que quería para mi vida laboral, lo que NO TENÍA QUE HACER en la vida y eso ayudó para entender lo que sí debía hacer.

Hay mucho que contar sobre este tema y seguramente será algo que desarrollaré en los próximos posteos. Por lo pronto, dejo como testimonio de hoy 26 de abril del año 2008, que soy un tipo feliz, seguro del camino escogido para mi vida laboral y, más que nunca, comprometido con jamás fallarle a ese instinto aventurero y emprendedor hacia los negocios.

07 abril 2008

El fin de una etapa

Cuando tenía 10 años, en casa de mi hermana, me senté en una berma con seis amigos más (entre ellos mi sobrina, Claudia, que entonces tenía 12) y nos pusimos a conversar cómo nos veíamos para el año 2000.

No recuerdo qué dije yo, pero me llamó la atención que todos dijeron que para entonces estarían casados y, la mayoría, al menos con un hijo. Para mi, ese tema no era relevante, ni siquiera me veía pololeando... y sin embargo unas semanas después sería un "niño casado".

Llegó el 2 mil y lo único que acumulaba en mi vida amorosa eran pololas, pero nunca estube cerca de pensar en el matrimonio. El 10% era por miedo y el 90% por no encontrar a nadie con quien quisiera compartir mi vida, mi cama, mis sueños y mi futuro.

Los años venideros no fueron distintos, hasta que llegó Pamela, esa chica chilena-ecuatoriana que había conocido en los noventas en la parque donde pasé mi adolescencia, pero que casi 15 años después era como verla por primera vez. El amor inquieto de entonces ya no estaba. Ahora era otro. Era del alma.

Nos pusimos a pololear casi terminando el 2006, cuando mi empresa pasaba por la crisis más feroz de su existencia y el sueño de estudiar Teatro se esfumaba por falta de motivación. "Todo mal", excepto ella, un rayito tibio de sol entre tanta oscuridad, pero eso bastó para contagiarme de energía y seguridad, hasta salir adelante. Su optimismo no tiene parangón y más tarde descubriría que nada puede borrar el brillo de sus ojos y la sonrisa de su rostro.

El tiempo fue pasando, pero no en vano. Evolucioné como nunca antes en una relación de pareja, aprendí a ser yo y no tuve miedo a que no me aceptara tal cual soy. No apresuré los pasos en nada, no exigí, no levanté castillos en el aire y me dediqué a conocerla, a escucharla y comprenderla.

Ya al mes sentía que ella era importante, probablemente la mujer de mi vida, y desde que cumplimos un año de pololeo me animé a aceptarlo como un hecho y a decírselo sin temor a crear expectativas. Durante el último verano comencé a hablar de matrimonio y ya en marzo le dije que quería casarme con ella.

El viernes 4 de abril conversamos con su familia y les dijimos que lo nuestro "iba en serio" y que nos casaríamos este año. Ayer domingo 6, hicimos lo propio con mi familia que se reunió para celebrar el cumpleaños de mi madre y ya quedó todo sentenciado. Todos están felices, todos saben que lo nuestro es de verdad.

[Antes de escribir este posteo repasé lo existente en mi Blog y me sorprendió cómo uno va evolucionando y lo afortunado que soy en tener esta "memoria pública" que obliga a hacerme cargo de todo lo escrito hacia atrás. Son casi tres años de vida que se plasman en la Web y espero que sean muchos más, pues no tengo nada que ocultar y mucho que decir]

Estimados: me caso con Pamela este año. Sepan todos que estoy feliz y seguro de la decisión, que estoy completamente libre de presiones y muy lejos del enamoramiento que hace ver todo color de rosa. Es justamente esa actitud "aterrizada" la que me permite ver los defectos de ella, los míos y los de ambos, y aún así, estoy plenamente seguro que esta vez si deseo compartir mi vida, mi cama, mis sueños y mi futuro con esta mujer. Con Pamela.

La etapa que comenzó en la berma de aquél pasaje, hoy se cierra.

02 abril 2008

Mi segundo primer martes

Los "First Tuesday" volvieron gloria y majestad, tal como desembarcó la nueva etapa de las empresas en Internet tras la debacle del año 2 mil. Sólo unos cuantos sobrevivimos.

Como profesor universitario de ramos tecnológicos ligados al periodismo, una de las clases iniciales que siempre incluyo a pesar del paso del tiempo, es el inicio y muerte de la primera etapa de las empresas basadas en internet. Y es que como pocos, puedo contarla en primera persona, ya que participé activamente en la búsqueda de capital para levantar un proyecto que por entonces recién se estructuraba: DiarioPyme.

¿Quién recuerda "La Brujula", el primer buscador chileno? ¿O "El Panal", un portal que agrupaba a diversos sitios web en una única comunidad? ¿Y quién de los mayorcitos de 30 no tuvo un correo electrónico en Latinmail o Mixmail? El año 2000 fue el de las "Punto Com", donde tipos como Wenceslao Casares vendía el sitio "Patagon" en millones de dólares, mientras en los EE.UU. se daba inicio a Nasdaq, la bolsa de valores exclusiva para empresas digitales.

De pronto, todo estalló. "Explosión de la Burbuja", se llamó el proceso en que las empresas web que hablaban de ventas millonarias se sinceraban y dejaban los términos como e-commerce, business to business y otras mezclas, en una ilusión. Casi todo era mentira y las Punto Com no encontraban el modelo comercial que las financiara. ¡Bum! la burbuja explotaba dejando a unos cuantos jóvenes millonarios y a otras tantas empresas en todo el mundo desconfiadas.

En Chile, el año dos mil fue el que vio nacer y morir los "First Tuesday", que siguiendo una moda internacional, congregaba el primer martes de cada mes a los inversionistas que observaban el proceso de Internet desde lejos con los jóvenes que buscaban financiar sus ideas.

En esas reuniones se cerraron negocios de diversa índole que no viene al caso comentar, hasta que a fines de ese año la última reunión ya acusaba la explosión del sueño dorado en todo el mundo.

Tuvo que pasar 8 años para que recién ahora se pueda reestablecer un mayor grado de confianza en Internet. La masividad de su uso y acceso, el desarrollo de la tecnología en general (celulares, televisión digital y más), casos exitosos de empresas basadas 100% en Internet, la experiencia de una debacle total, y una renovación parcial de la cúpula empresarial, son en un análisis muy personal algunos de los principales motivos que trajeron de vuelta el tema "web" al mundo de los negocios.

Esta vez Chile parece ser menos cauto y dispuesto a correr más riesgos que la primera vez. El relanzamiento de los First Tuesday, que en sus dos primeras ediciones congregaron a más de 400 personas, demostró que otra vez estamos en la cresta de la ola y que al parecer ya aprendimos a "surfear" en ellas.

Este martes 1 de abril, junto a tres o cuatro tipos más (además de los organizadores), éramos los únicos que nos repetíamos el plato del año dos mil, cuando entonces éramos jóvenes en busca de experiencia. Hoy, en cambio, son otros los jóvenes que nos buscan para aprender. Personalmente me sentí un "ganador", un guerrero que sobrevivió con su diario electrónico (DiarioPyme, por cierto) entre miles que bajaron los brazos y hoy miran con recelo esta nueva oportunidad que la economía mundial le brinda a Internet.

14 marzo 2008

Entre febrero y abril


Justo donde termina el segundo mes del año y antes que parta el cuarto, está MARZO.

Sobran razones para excusarme por los posteos inexistentes (excepto por este que es una forma de decir "presente"), pero la principal es que la empresa requiere el 100% de mi por estos días o el invierno será muy, pero muy duro.

Apenas mis neuronas vuelvan a su estado natural, volveré con mis estúpidas historias. Mientras, una foto que refleja mi estress...

25 enero 2008

Ella y mi yo interno

En la vida de un hombre capaz de amar, siempre la mujer a la que ama ejercerá una gran influencia en su forma de ver la vida. Esta influencia funciona más en el ámbito espiritual que en el material, pues en esa última área el hombre ya tiene una experiencia de siglos.

Es como si la coraza del hombre tuviese una pequeña entrada directa al corazón, que solo conoce la mujer amada y, a través de esa entrada, la óptica inmaterial de ella ejerce su efecto sobre la coraza de el. No la deteriora ni la potencia, simplemente la complementa... y el complemento es la base del amor.

Si bien el hombre trae una visión espiritual inculcada por su madre y por su entorno, el desarrollo futuro de ésta estará ligado a la mujer que tenga acceso a su corazón. Esto, me lleva a pensar que mi mundo espiritual es en gran medida el reflejo de los valores que tiene mi pareja.

De aquí para adelante podemos toparnos con preguntas como ¿Qué es ser espiritual? Lo importante es que el entendimiento personal que cada hombre tenga de todo aquello que no forma parte del mundo material, se ha visto influido durante el paso del tiempo, por las mujeres que han podido acceder a su corazón.

Si estoy tranquilo, si puedo desarrollar mis inquietudes intelectuales, si tengo espacio para alimentar mi yo interno, si los miedos siempre terminan en certezas, si algunos sueños no buscan la materialización como razón para existir, si tengo paz interior y si siento que mi alma conversa con mi mente, es que esa mujer ejerce una influencia positiva en mi.

Por el contrario, si mi mundo parte de lo material hacia lo inmaterial, si primero pienso en tener y luego en hacer, si cada acto necesita de una motivación previa, si no hay paz interior, si a veces me desconozco, si mi mente lo es todo, si perdí al niño interno, encuentro tres razones para entender todo eso:
1) O no he dejado a esa mujer entrar a mi corazón,
2) O ella no es la mujer que influye positivamente mi mundo interior,
3) O sencillamente ella no tiene desarrollado ese mundo espiritual en si misma, lo que hace sentir al hombre como si estuviese solo en ese aspecto, sin pareja.

He llegado al convencimiento que todo el mundo externo puede cambiar de un segundo a otro, pero el mundo espiritual (moral, valores, principios y dignidad) siempre será un proceso en constante cambio, influenciado, principalmente, por la mujer que tengo a mi lado.

23 enero 2008

Una joya de libro

Los libros, el acto de leer, es una pasión incontrolable a estas alturas de mi vida. Si pudiera controlar mis espacios de lectura quizá leería más, sería más ordenado y tendría tiempos predestinados para ello. Pero la pasión me hace perder la cordura y empiezo un libro, otro, dejo el primero, retomo uno que dejé hace meses a la mitad, me enamoro de uno nuevo en la librería, encuentro otro perdido y hojeo el que me devuelven...

Trato de ordenar mi lectura y es imposible. En una semana puedo haber empezado la lectura de un libro y haber terminado la de otros diez, o viceversa. Algunos son de ficción, muchos biográficos y los menos son los infaltables libros de gestión que ayudan a saber más acerca de lo que uno hace. Como sea, cada uno es un tesoro en particular y, la suma de ellos, hacen de la lectura una pasión, repito, incontrolable.

Uno de los últimos hallazgos el año 2005 y que sólo hace tres meses comencé a leer, se llama Áristos (palabra griega que podría explicarse como "lo mejor que se puede hacer en una situación determinada), de John Fowles (ver biografía en inglés).

Este señor, británico, tiene la gran gracia de escribir este libro durante la década de los sesenta, pero sólo decidió publicarlo a fines de los ochenta. ¿Por qué? La respuesta es elocuente y la entrega el propio autor en su Prefacio: "Casi todas las personas que leyeron el manuscrito me dijeron que no sería positivo para mi imagen publicarlo, pues ya arrastraba dos novelas que se habías vendido muy bien (El Amante del teniente Francés y El Coleccionista, ambas llevadas al cine con éxito). Pues bien, me aproveché de ese éxito para lanzar este fracaso, actuando en conformidad a lo que en verdad soy".

Es decir, el señor Fowles fue muy inteligente. Si Áristos salía a la luz pública antes de que éste fuese conocido, quizá jamás hubiese llegado a ser editado y publicado. Lo que hizo fue aprovechar el contrato con su editorial y el reconocimiento adquirido, para publicar su verdadero libro, su verdadero mensaje, aún cuando esto significara el reproche de la crítica y la desilusión de sus lectores.

Gran ejemplo y gran estrategia la de este novelista, que transó un tiempo con los best sellers y, una vez posicionado, dijo lo que realmente quería decir.

Me parece que somos muy pocos los que esperamos el momento adecuado para enviar nuestro mensaje. Tal como los científicos y matemáticos, muchas veces comunicamos nuestro pensamiento sin importarnos que éste llegue a la gente y que nos pueda reconocer por aquello que pensamos, pregonamos y sabemos. Solo nos preocupamos de decirlo y ya... "el que quiera que lo entienda"... no nos preocupamos de conocer al interlocutor y hablarle en su idioma primero para que luego pueda entender el nuestro.

En otro posteo prometo ahondar en el maravilloso mundo planteado por Fowles en Áristos y también prometo, con la mayor humildad, proponer mi punto de vista respecto de temas abarcados en el libro, como la muerte, la felicidad, la política y mucho más. Al menos del amor ya hablé.

Pero, tal como hace Fowles, un blog lleno de pensamientos profundos no resulta interesante para mis lectores sin relatos imbéciles acerca de la vida rutinaria y es por eso que siempre verán los matices propios de una personalidad tan light como la de cualquiera.

Un fuerte abrazo y gracias por seguir, ya desde hace dos años, a este Ciudadano llamado Leo Meyer.