30 septiembre 2005

El pasado NO condena

El lunes de esta semana (hoy es viernes), mientras hacía clases, sonó mi celular.

-- Leo!!!

-- Si, ¿quién?
-- Hola, la Fran
-- ...
-- ...
-- ¡Fran! ¡Hola! ¡Qué sorpresa!
-- Me encontré con Rodrigo. Quedamos de juntarnos... ¿Te sumas?
-- ¿Cuándo? ¿Dónde?

Así fue como se gestó un almuerzo con dos personajes del pasado: Fran y Rodrigo. Ella, compañera de varios viajes a lo largo de Chile a principios de los noventa. El, partner de todas las tonteras que uno hace entre la "edad del pavo" y la adolescencia.

Apenas nos sentamos las historias y los recuerdos iban y venían. Supe de los éxitos y fracasos matrimoniales de cada uno, de la vocación de ambos por sus hijos y de los éxitos laborales que han conseguido. Me alegré de verlos bien, de que a pesar del tiempo (quizá diez años sin conversar tanto con la Fran y otros cuatro sin salir a tomerme una cerveza con Rodrigo), la forma de ser de cada uno se mantenía intacta.

Tras la despedida, ya de vuelta en mi oficina y frente al notebook, me atrevo a reflexionar un poco sobre las distancias temporales. O sea, del "verse" después de tanto tiempo.

Cuando tenía 10 años, y hasta los 14, fui todos los veranos a Antofagasta a casa de mi hermana. Allá conocí más de cien amigos y amigas, tuve varias pololas, viví las primeras borracheras en la playa y recibí los primeros combos en la plaza. Fueron cuatro años en los que apenas terminaban las clases tomaba el avión al norte y no volvía a Santiago hasta el mismo lunes de marzo que volvía a entrar al colegio. Así fue el 1 de marzo del 86, con la diferencia que desde aquella vez nunca más volví a Antofa.

Siempre me pregunto "¿Cómo sería volver?" Parte de mí me dice que es mejor así, que ya nada es igual, que los amigos de aquellos años ya no están, cambiaron, no se acuerdan... La otra parte me mantiene inqueto ante la posibilidad de buscarlos, de juntarnos, tal como lo hicimos hoy con la Fran y con Rodrigo.

Quizá mañana doble la esquina y aparezca el Pelao, la Claudia Mora, el Lucho, la Roxana, el "pitula", la Sonia o el "flaco" Oscar. Mientras, me quedo con la tranquilidad de saber que el mejor indicador de una vida plena e íntegra es la inexistencia de miedos ante la posibilidad de enfrentar a las personas del ayer.

Dicen que la vida es la suma de momentos especiales que se complementan con horas...

28 septiembre 2005

Mi "MAMIX" Recargada

Hoy llegó mi viejuja de Iquique. Se fue con otros pertenecientes al Añejo Team "Los Años Dorados" por pocas lukas y muchas comodidades. Apenas se fue ya la eché de menos. Hace meses que vivo sin ella, pero igualmente la extrañé. ¿La razón? Tan simple como absurda: ¿Estará bien sin mí?

Ocurre que cuando atiné al cambio de roles (soy yo quien debo velar por ella y no al revés, pues ya estoy hediondo de viejo), ella aún no lo aceptaba... todavía era un niño. Cuando salí de la casa de pegó el alcachofazo y entendió que "er niño" ya es un hombre hechito, machito y borrachito (esto último rimaba, por eso lo agregué...).

¿Qué me pasó? Felicidad absoluta. Se acabaron los extremos cuidados, las palbras tipo "almuerza que estás tan flaco", "¿Te lavaste los dientes?" y otros más vergonzosos. El tema es que ahora se fue para la otra punta!!!
Partió sola y sin conocer a nadie a Iquique, con un grupo de 25 viejitos y viejitas dispuestos a pasarlo bomba. La fui a dejar al aeropuerto y ahí ya caché un veterano que le hacía ojito. Cuando cruzó el umbral hacia embarque, levantó una manado diciendo "chao, cuida al perro" y se fue rauda del brazo de una nueva amiga.

"Chis!!!", pensé yo.

La primera noche llamó para avisar que estaba bien, pero la segunda no, la tercera me dejó mensaje en el celular, la cuarta la ubiqué en el Hotel tras cinco intentos y sólo la última de las siete noches me volvió a llamar para decirme "Llego mañana al mediodía. Anda a buscarme, por favor".

"Chis!!!", alegué. Pero no me escuchó. Había colgado tras uno de sus típicos besos sonoros.

Hace un rato llegué del aeropuerto y de dejarma en casa. Llegó feliz, con vida, como que se le perdió un equipaje de 10 años.

- ¿Lo pasaste bien?

- Super... pásame esa agenda. Ahí tengo los teléfonos de varias señoras y caballeros. Una es de Temuco, la otra de Viña... Ah! la "chepita" me invitó a conocer...
- ¿Vas a viajar de nuevo?
- No... no sé. (risa maliciosa)
- Viaja no más... te hace bien. ¿y? Cuántas conquistas???
- Jajajaja, que eres tonto, hijo. Nada... ¿Para qué quiero viejos apolillados? Jajajaja
- Jajajajaja- Bueno, me voy a trabajar
- Vaya no más
- ...
- ¿Qué pasa?
- ¿Me trajiste algo?
- Ah!! Claro!!! Mira
- (con cara de asombro frente a una especie de bastón brillante) ¿Y esto qué es?
- El cetro. Me eligieron Reina.

¡TOMA! Grande madre, grande. Ídola.

25 septiembre 2005

RICO TU DOMINGO, TE LO COMPRO...

Trabajar el viernes hasta tarde... pasa.
Trabajar el sábado en la mañana porque no pude dejar todo listo durante la semana, cuesta aceptar pero pasa.
Pero trabajar el domingo... ¡El DORMINGO! Nooooo...

Hace dos años, cuando el proyecto de mi empresa estaba en ciernes lo hacía feliz de la vida. Pero ahora me cuesta mirarlo de manera sencilla, como si se tratase de algo extraordinario que no volverá a ocurrir.

Mientras los 22 grados celcius hacen salir a la gente a las calles, los 22 temas pendientes me hacen entrar en mi oficina a trabajar un domingo.

"Calma", me digo. Son costos que a veces se deben pagar para luego disfrutar más los resultados. Total... todo no fue tan terrible. Este último fin de semana me leí "Los Borgia" de Mario Puzo y hasta tuve un tiempito para generar estas líneas en el Blog.

07 septiembre 2005

Apareció el desaparecido


Amigos, amigas, enemigos, envidiosos y curiosos:

Me animé a escribirles pues me parece que han pasado varias cosas por mi vida y no se los había comentado. ¿Desaparecido? Super, me ha embebido el trabajo y mis quehaceres personales, tanto que he fallado para más de algún cumpleaños, carrete o celebración. A todos los que los he tenido medio "botados" mis disculpas y vaya este blog como una forma de suplir aquello.

A algunos de ustedes alcancé a comentarles que desde junio 2005 vivo solo como tigre. O sea, ni tan solo, ya que duermo bajo el mismo techo con la Lili (la que aparece en la foto). Hasta el momento sólo alegrías con esta decisión. Vivo al lado del Bellas Artes ("barrio rosa" dicen, pero tranqui, que me encantan las mujeres), los fines de semana me sumo a cuanta protesta hay en el Forestal, agarro la bicicleta y me pongo a aplastar hojas secas, compro el queso por lonjas y hago la cama sólo cuando cambio sábanas.

El trabajo va cada vez mejor. Mi diario electrónico está creciendo y parece que yo con él. Además este semestre en la U Andrés Bello me dieron dos cursos, así que en vez de 35 son 70 las voces que claman "pero profesor, cambie la prueba...". Parece que tan bien lo estoy haciendo (la modestia no puede apagar el orgullo de hacer bien las cosas, siempre lo he pensado), que me llamaron de la U del Pacífico y me ofrecieron un curso de tercer año de periodismo. Y claro... acepté.

Los beneficios económicos se han diluido con la compra del refrigerador, el arriendo, los gastos comunes (con los demás residentes y con la Lili), el ron añejo de cada sábado, un par de muebles, las chucherías que uno siempre quizo, la tele, las aspirinas y los regalitos para ella.

¿Ella? Aún no renuncio a estar con ella, aún cuando ella no tenga a nadie que le diga que yo lo hago. Yo se lo diría, pero no me la encuentro (si alguien la ve, díganle que no la olvido...).

Siempre hay cosas malas ¿pero para qué subrayarlas? Basta decir que hace una semana me saqué una cana y anoche encontré dos en el mismo lugar. Que por estar tan dedicado al trabajo he perdido contacto con mis amigos. La verdad no tenía tiempo para escribir este mail, pero si no soy capaz de esto mucho menos los llamaré o cumpliré con la promesa de juntarnos. Pero el primer paso ya está dado.