05 febrero 2006

Te debo una, Calamaro


Atribulado de obligaciones, responsabilidades y deberes asumidos a lo largo de mi periplo profesional, hace tiempo que me encuentro inmerso en la "máquina" de hacer dinero, de tener éxito. Poco a poco he ido quemando etapas, pero también he olvidado perseguir esos sueños que nadie, excepto yo, puede entender.

Hace rato que pienso en todo esto, pero no encontraba una frase que me motivara a romper la inercia del día a día y ponerme las pilas para trabajar por perseguir mis propios anhelos, por cumplir esos sueños de niño que tienen un 99% de imaginación y un 1% de lógica.

Pero la frase apareció en las vacaciones, mientras saboreaba un pescado frito con ensalada a la "shilena", rebosante de cebolla. Perdida entre los ruidos del mar, una canción capturó mi atención. La inconfundible voz de Calamaro me gritó la razón que necesitaba para despertar, para actuar, para sacar fuera el deseo de cumplir con las cosas absurdas que algún día eran metas de vida.

"Yo soy un loco,
que se dio cuenta,
que el tiempo es muy poco"

Ayer me matriculé para estudiar Teatro.