09 enero 2011

El desafío de leer un libro con éxito

Tomar un libro casi al azar de la tienda donde descansan miles, invertir un valor que también alcanza para otros placeres, llevarlo a casa y dejar que repose un tiempo en el librero donde hay menos libros pero todos escogidos bajo el mismo criterio, para finalmente sacarlo de esa oscuridad y llevarlo al velador donde durante 30 o más días iluminará mi mente, es todo un desafío que pocas veces logro concretar.


¡Tantos textos llegaron al velador y no les conocí su última página! ¡Tantos otros fueron devueltos a su azarosa celda por la incomprensión de este bobo lector!

Mi vida está construida en torno a la búsqueda de bienes materiales que me permitan tener lo necesario (y un poco más) para dar seguridad, abrigo, alimento y placer a mi familia y, con eso logrado, aportar en el círculo de personas que rodea mi existencia espiritual.

Lo anterior requiere un bien que todos poseemos, pero que en la búsqueda de la prosperidad vamos gastando casi sin remedio: EL TIEMPO.

Leer un libro, generalmente bien entrada la noche o apenas atisba el sol, es una difícil y sacrificada tarea sabiendo que en ese mismo lapso se pueden responder mails, terminar proyectos o simplemente atender el tercer elemento que junto al trabajo y al descanso forman parte del "día ideal" que proclamaba el Bawan: el ocio.

Acabo de descubrir a Alain de Botton y su libro "La ansiedad por el estatus", bocanadas de oxígeno en momentos en que uno pierde el rumbo en la búsqueda de lo material. Otros 11 libros están con ese plástico protector en el librero, esperando por el momento en que develen su sabiduría, y haber terminado éste es motivo de alegría y satisfacción que me permite pensar en el próximo.

Prometo en este blog, postear el listado de libros que acaparo como tesoros, dividiendo aquellos leídos, otros desechados hasta nuevo aviso, y losque esperan por su estreno. Ese inventario podrá servir para alguno que quiera conocer un poco la construcción de mi forma de pensar, pero principalmente será una "pasa tecnológica" para enfrentar el olvido, las pérdidas o el evento que sea que haga extraviar un libro.

Insisto: leer dos, tres o cuatro libros para un tipo como yo que tiene tan acotado el tiempo y que avanza lentamente con cada página, preso de la imaginación y la reflexión con cada idea, es un desafío que pocas probabilidades de éxito. Pero lo sigo logrando, por el bien de mis conocimientos y de mi hijo, ojalá futuro ávido lector, que ya toma los libros con cuidado y curiosidad.

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