29 agosto 2010

Distorsión mental para explicar este momento

La situación de los mineros encerrados a 700 metros bajo tierra me hizo pensar en lo mucho que tengo, lo afortunado que soy, las buenas condiciones de vida que me rodean, agradecer lo que hay en la alacena y en la heladera, el viento fresco de la mañana y la luz de la luna por las noches. Me acordé que RESPIRAR puede ser un ejercicio conciente y no autónomo.

La posibilidad de instalar una termoeléctrica muy cerca de Punta de Choros, me hizo recordar la deuda que tengo con el medioambiente, las poluciones con las que colaboro para matar el ecosistema, lo mucho que antes me gustaba el color verde, el viaje filosófico que realicé hace 5 años a Pan de Azúcar (Chile) y las lecciones aprendidas junto a Los Jaivas y el mar de fondo. Es hora de saldar lo adeudado.


Las diferencias con un nuevo potencial socio comercial me recordó la delgada linea entre una sonrisa y una bravura, entre la confianza y la falta de ésta, en mis problemas para ser directo, el deseo de ser más autónomo y la necesidad de ordenar mi forma de trabajo. Recuperé mi capacidad de gestión en situaciones límite, manteniendo la calidad a pesar de los problemas.

Los constantes fines de semana despertando antes de las 8:00 AM me hicieron añorar ese ocio matutino, los despertares para almorzar, los bostezos descansados y sonoros, el tiempo perdido frente al televisor viendo programas educativos, los días que parten por la tarde y terminan de madrugada. Pero la sonrisa de mi hijo apoyado al borde de la cama pagan mis ojeras.


La fiebre de Facebook y Twitter me acercan al vino y la conversación. La pantalla y el celular a los libros.

El segundo lugar de la U Católica me recuerda que hay cosas que no cambian por mucho que uno quiera, que mi fanatismo futbolístico hoy es templaza y disfrute. Y recordé cuán significativo es un primer lugar, como también cuan significativo es la constancia de "estar ahí" por mucho tiempo en vez de aparecer y desaparecer, estar y no estar.

La incertidumbre de mi trabajo reafirma la certidumbre de mis anhelos profesionales, la mancha indeleble del emprendimiento que no logro desterrar de mi nueva condición de empleado, la insatisfacción de la satisfacción económica y la injusticia de la injusticia económica del mundo del trabajo. Busco la fórmula para mantener el amor propio en un espacio donde parecen todos estar de acuerdo por anular la particularidad de cada trabajador.

El cansancio tras mis últimas pichangas me hicieron cambiar las canilleras por guantes de arquero, como única forma de seguir vigente para cuando mi hijo tenga edad de jugar esas mismas pichangas. La primeras veces los goles superaron las atajadas, pero ya estoy aprendiendo a lanzarme sin miedo, a estirar los brazos en vez de las piernas y a sentirme vital para el equipo. Mientras paso este proceso (¡cuán adaptable es el ser humano!) imagino que Sebsatián me grita "Acá papá, estoy solo, lánzala"...

La generosidad de mi esposa me enfrenta con el egoísmo del hijo único que me he preocupado de cultivar y llevar hacia espacios más útiles en vez de perderlo. Hago más esfuerzos por aceptar la ayuda, por valorar el apoyo y por escuchar consejos de la persona que más me ama en este mundo. Esa generosidad me hace más generoso a mí, así como mi egoísmo entrega la distancia necesaria para ser tres: ella, yo y nosotros.

Mis alumnos me recuerdan los tres mundos que habitan Chile: la pobreza cargada de sueños y esperanzas que para muchos son proezas normales con las que se nace; la clase media que vive entre el peligro de no poder sostener el esfuerzo que han hecho sus familias por surgir y la ansiedad que provoca el saltar a un mejor estatus social; y los aventajados que lucen sus amplios conocimientos culturales, sus viajes, sus autos y su tecnología, pero siempre extrañando esa facilidad con que otros se ríen, se ensucian y se emocionan. Los tres grupos tienen excepciones, que se mezclan y entienden la dinámica social, y a pesar de la tentación por querer más a ese grupo, hago todo lo posible por dictar mis clases para todos. Soy profesor, pero además, responsable -en una pequeña fracción- de su futuro.

Mi madre me recuerda que siempre seré hijo, que todo lo que existe a partir de mí es gracias a ella, que los adultos mayores hacen más sabio a su entorno y le permiten a uno devolver la mano de todo lo recibido. Aquél que no lo haga es un pelotudo, alguien que está al mismo nivel de un violador, de un asesino y de un bastardo. Cada arruga es la génesis del progreso y por ende, merecen disfrutar de éste.

Este blog me recuerda cuánto he vivido hasta hoy.

3 comentarios:

Pamela dijo...

De repente estamos ciegos con tanta rutina, y nos envuelve el medio en que estamos, pero...te conozco, y sé que siempre te das cuenta..esa es una de las cosas que amo de ti, te das cuenta de "esos" detalles que están día día, una sonrisa, una mirada, la puesta de sol y las cosas no tan lindas que nos hacen valorar lo que tenemos como es el caso de los mineros..solo me queda decirte que lo que tenemos es maravilloso, y..solo el hecho de verte despertar y que estés a mi lado es lo mejor que me ha pasado en la vida, junto a nuestro hijo que nos complementa más aún.

Te Amo, tu esposa

Patty dijo...

Preciosas palabras que concretan tus pensamientos. Tienes una bella familia que te ama, lo primordial en nuestra existencia, lo que te hace ser multimillonario; algo que muchos multimillonarios en $$$ no tienen. Leonardo, nunca cambies tu escencia que es muy bella. Cariñosos saludos,

Patricia Palacios Vilches

Aalto dijo...

Leonardo, te felicito por ser capaz de exteriorizar lo que te pasa y en buena contigo mismo. No nos resulta fácil hacerlo, ¿cierto?.
Fui parte del diplomado de Anna y Pablo el año pasado y lamento no haberte conocido más, pero al leerte te puedo conocer. Éxito en tu nuevo emprendimiento, el que no es malo, sólo distinto y con tu familia.

Hernán Munita