11 mayo 2006

Estoy en cana


El otro día me estaba mirando al espejo y me encontrá una cana, de esas que no "parecen cana", sino una hecha y derecha, que dolía si me la tiraba y que resaltaba entre la mancha castaña que forma mi patilla izquierda. Confieso que asusté, me sorprendí, me preocupé. La dejé olvidada y fui al cepillo de dientes, a la pasta, al vaso con agua y al enjuague bucal. Me llegaron a doler las encías de lo fuerte que me cepillé, quizá botando una incipiente furia por tan triste hallazgo.

¿Me estoy volviendo viejo? No se me olvida una tapa de un libro que me regalaron en el Colegio el día que egresé de 8vo Básico: "La Evolución del Hombre", de un inglés que analizaba la teoría de la evolución con los procesos del envejecimiento. El libro nunca lo leí, pero la tapa siempre se las arreglaba para estar encima de mi escritorio cada vez que hacía tareas. En esa portada aparecía la imagen de un bebé que luego se transformaba en niño, luego en joven, luego en adulto, en adulto mayor, en un viejo y todo terminaba en huesos.

Tal resumen me imapactó y quizá por ello nunca lo olvidé. En ese tiempo me identificaba con el niño que comenzaba a cambiar y su cuerpo tomaba formas más delineadas, más atléticas y más gruesas. Justo al centro de la portada estaba el joven adulto, ese de maletín y corbata que muchas veces aparece frente a mi espejo, el más alto de todos los que estaban en el dibujo. Si se tratase de un gráfico, diría que era el punto más alto y luego comenzaba a decaer.

Me asusto con mis primeras canas pues pueden significar que en la elípsis de la vida estoy comenzando a decaer. Y no me refiero a mi ánimo, a mi deseo sexual, a mis ganas de vivir ni a nada más que a lo físico. A tener canas y a despertar con un estómago levemente más abultado que el que se acostó a dormir.

De puro curioso volví a revisar el sector donde me encontré con esta invitada de piedra, quizá con el secreto deseo de que hubiese desaparecido. Pero ahí estaba y... ¡horror! Más atrás habías tres compinches más asomándose. De pronto caigo en cuenta que la patilla que revisaba era la derecha y no la izquiera inicial. Es decir... ¿Qué? Son varias canas, me invaden, están tomándose mi cabeza!!!

Pero eso no es todo. Miré esa cara que cada mañana sufre mutaciones desde que sale de las sábanas hasta que pasa por la afeitadora, la colonia y los lentes. No encontré arrugas pero las ojeras estaban bastante más marcadas que hace unos años. El pelo parecía recogerse y la frente ganar terreno. La boca más fina y menos dispuesta a sonreír. Los pómulos menos rojos de los que aparecen en la foto de hace unos años atrás. Y los ojos, brillantes pero más analíticos y menos infantiles.

He cambiado, pucha que he cambiado. Mis cercanos me dicen que no represento la edad que tengo, pero eso da lo mismo. Estoy cambiando, estoy más parecido a mi padre y a mi madre. Cuando troto (ya que casi no corro) me canso y transpiro como nunca antes. Hay camisas y zapatillas que me dan pudor usar. Hay un chaleco que me regaló una tía que por años descansó en el clóset y ahora lo traigo puesto.

En tres días más cumplo "la edad de Cristo" y juro que me da lo mismo decirlo. Estoy claro que he vivido cada minuto de eses años y que para el interior hay cosas de niño que resguardo celosamente para no perderlas. Pero físicamente estoy cambiando. Debo aceptar que la portada del libro tiene razón y que comienza el declive. Que los cortes de pelo no calzan de manera tan perfecta con las acciones que hago y las palabras que digo.

Voy a seguir el tema más de cerca. Vamos a conversar más seguido el espejo y yo. A ver si me acostumbro. Quizá me guste. Puede ser que un nuevo Leo es el que despierta todas las mañanas y no me había percatado de ello.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

compadre varios consejos....para las canas "grecian 2000"
para el deseo sexual "viagra"
para el deseo de vivir .....para eso estan los amigos....que tienen tantas o mas canas que usted......le recuerdo con la sabiduria de mis años que el hombre no se pone viejo...se pone interesante.....que las canas nos dan ese aire de madurez que buscabamos cuando niños......y para que correr si caminando llegamos igual
lo mas entretenido de la vida....es justamente vivirla
somos como los vinos de buena cepa amigo mio con los años nos ponemos mejores
un gran abrazo y no se te olvide que la juventud esta en la mente no en el cuerpo

Daniel Guajardo (aka Dan Guajars) dijo...

Jua jua jua... !!!
Yo tengo canas hace rato, pero son de puro estrés. Tengo apenas 28 (pa los 29). Tenís que decir lo mismo! "Los alumnos de la UNAB me sacan canas respetables". Si te vas a japón vas a recibir un montón de respeto.
Si ser viejo no es tan malo. Nomás tenís que empezar a pensar en tu pronta jubilación y toda esa onda achacosa.
Deja el pucho y échate juguito de naranja, vai a ver cómo llegai a pelirrojo en un año.
:P

Cuqui dijo...

Creo que todos los días, o casi todos los días inspecciono mi cabeza entera.... si me salió una cana (la saco, no me importa si me salen 4 después.... sacaré las 4), si tengo ojeras, arrugas, la piel seca, etc...
Pero bueno, asi es la vida no más y hay que tomarlo con calma... imaginate que tito tiene 34 y es un niño!
suerte y nos vemos...

Anónimo dijo...

De repente me acordé de esas palabras..."metase a mi blog un día de estos que tengo preparada una buena historia", me metí, la leí, y si la verdad es que está buena. No habia escrito antes por cosas de tiempo, aunque en este momento estoy en clases...
Puedo imaginarme lo traumante que ha de ser mirarse al espejo y ver que los años ya no pasan en vano jaja...pero puedo decir que no se le notan tanto sus casi 33 años, asique no tiene de que preocuparse aún.
Estare esperando la próxima historia...
chauu

Anónimo dijo...

feliz cumple atrasado espero lo hayas pasado bien con tu familia y amigos

Anónimo dijo...

ya poh tatita deja de quejarte y escribe otra cosa. A mi me empezaron a salir canas a los 24... y que?

Cuqui dijo...

A este blog ya le salieron canas....