Bendita crisis, que transformas la arrogancia del hombre en humildad.
Maldita crisis, que arrasas con la dignidad de millones de seres humanos.
Amada crisis, que nos despiertas y nos das la oportunidad de generar cambios en nuestras vidas.
Odiada crisis, que remueves lo que parecía seguro y nos presentas un futuro incierto.
Crisis benigna, no termino de agradecer el que silencies las grúas que ayudan a cambiar la tierra por enormes estructuras de cemento.
Crisis maligna, deja de cambiar el sueño nocturno por intervalos de desvelos y castigas los estómagos de quienes más necesitan alimento.
Sin ti, crisis, quizá olvidaríamos que las valores más básicos del ser humano no se compran, no se venden, ni se inventan. Y que esa suma de valores son nuestra verdadera riqueza.
Contigo, crisis, puedo reencontrar oportunidades antes perdidas, despertar mis fuegos internos y desprenderme de todo lo que algún día clasifiqué como "vital" ó "necesario".
Me has mostrado tu mejor cara y yo hablo mal de tí cada vez que puedo.
A veces me olvido que estás entre todos y otras veces te considero en mi futuro.
Por las mañanas eres sinónimo de "caos" y por las noches de "cambio".
Te acepto a mi lado el tiempo que quieras, pero no oculto mi deseo de que partas.
Hay algunos que viven en un limbo y no saben de tu existencia. Otros te tienen todos los días de su vida al frente y por eso no valoran tu existencia. Pero yo soy de los que te venn como un invitado, de esos que al marcharse dejan sonrisas, aprendizaje, fe en uno mismo y, por sobre todo, trascendencia.
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