Lejos de querer poner sobre tus hombros el peso de ser un niño ideal, si me atrevo a testimoniar lo maravilloso que eres para nosotros, tus padres.
Tus ojos, desde que llegaste a este mundo, muestran quién eres y todos se dan cuenta de ello. ¿Sabías que sale luz de tu mirada? Hijo, iluminas tu entorno. Donde pones tu mirada, siembras alegría. ¿Sabías que reflejas lo que somos? Estamos orgullosos de ser tus padres y no tenemos nada que esconder ni enmascarar, y así nos mostramos ante ti, con miedos pero con convicción. ¿Sabías que das cien sonrisas por cada lágrima? Lo pasamos muy bien contigo, nos reímos y compartimos un sentido del humor que nos hace disfrutar cada segundo juntos.
Hoy nos llenaste de orgullo. Más adelante te contaremos qué fue lo que hiciste, casi sin saberlo. Nos diste uno de esos regalos que todo padre sueña y que a toda madre le llena el alma. Siempre nos sorprendes y nos haces sentir que vamos por buen camino en tu formación, pero lo de hoy fue sencillamente fuera de serie.
Ya tendremos tiempo de agradecértelo. Mientras, seguimos comprometidos con tu formación, con darte lo que necesitas para ser tu. No lo que otros quieren, sino lo que tu eres, potenciar tus habilidades y darte las herramientas para seguir avanzando por la vida.
Te amamos, hijo!
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